A punto de la recesión

El dato del crecimiento económico de México durante el primer semestre...

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El dato del crecimiento económico de México durante el primer semestre de este año es peor que catastrófico: 0.1 por ciento es una de las tasas más bajas del mundo, y el presidente Andrés Manuel López Obrador, fiel a sus estilo tozudo, no parece estar dispuesto a variar su política de “austeridad republicana” que nos tiene al borde del colapso.

Nuestro país, a diferencia de los años anteriores a la “cuarta transformación”, ya no es atractivo para los inversionistas del mundo y tampoco para nuestros visitantes turísticos, cuya afluencia Quintana Roo se verá caer dramáticamente al publicarse las cifres del verano y al transcurrir la temporada invernal, que es la más importante.

Fue generoso el panista Juan Carlos Romero Hicks al calificar de “mediocre” el desempeño económico de México: estamos hablando de que asoma una recesión técnica al situarnos a solo un décimo de punto porcentual del cero y asomando peligrosamente a una tasa negativa, que de presentarse en la temporada invernal significaría un grave colapso para la economía nacional.

Pero “vamos requetebién”, según el señor López. En contraste, el coordinador del PAN en la Cámara de Diputados, Juan Carlos Romero Hicks, instó al gobierno federal a corregir el decepcionante crecimiento económico del primer semestre y a echar mano de todos los instrumentos necesarios para revitalizar los sectores detonantes de la inversión y el empleo, lo que nos tememos que no va a suceder: nuestro presidente es indeciblemente terco y, solo por no dar su brazo a torcer, estará dispuesto a sacrificar al país, hundiéndolo en la recesión.

Como no sean populistas trasnochados, López Obrador ha dejado que defeccionen o de plano ha corrido a los más capaces operadores económicos de su gobierno, empezando por el que fuera secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa Macías, quien reveló las discrepancias que tuvo con Alfonso Romo Garza, jefe de la Oficina de la Presidencia, a quien identifica como “el principal conflicto de interés” en el gobierno de López. El cuestionado –y de escasas luces– empresario regiomontano ha demostrado una ignorancia total en materia económica, pues ha desmantelado lo poco que había de inteligencia en el equipo presidencial.

En una entrevista reciente, Urzúa también comentó las diferencias económicas que tuvo con la nueva administración, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) y la construcción de la refinería Dos Bocas en Tabasco. Son obsesiones de López Obrador, que incluso llevaron a la aprobación en Tabasco de la llamada “Ley Garrote”, destinada a reprimir, incluso en violación a los derechos humanos consagrados en la Constitución General, cualquier tipo de protesta por la cuestionada construcción de la refinería de marras.

A los quintanarroenses este grave quebranto de la economía nacional nos va a afectar de forma particularmente severa, pues uno de los sectores que acusan de manera más grave las malas señales económicas es el turístico, del que todo el mundo sabe que dependen cientos de miles de empleos y en general la dinámica económica estatal. Sin duda a los estadounidenses no les da por viajar a un país en crisis y bien podríamos esperar un crack en nuestra principal actividad económica.

El ex secretario Urzúa tiró el arpa, pero lo más importante es que al hacerlo reveló que una buena cantidad de funcionarios del actual gobierno de ninguna manera están capacitados pare el desempeño de sus cargos. Un editorialista por ahí habló de “chairocracia”, dejando entender que la administración pública federal está integrada por “cuates” e incondicionales de López… ¡y se nota!

El experto en temas económicos que defeccionó de la “4T”, según reveló el propio López, se opuso a los proyectos faraónicos del presidente, como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, y se opuso a la cancelación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en Texcoco: el aeropuerto de Santa Lucía costará 200 mil millones de pesos contra los 300 mil que implicaba el original, pero el servicio aeroportuario para una de las ciudades más grandes y pobladas del orbe dependerá de la puesta a punto de otros dos aeropuertos que seguramente rebasarán en inversión al cancelado. El señor Urzúa sabe hacer números. El presidente y su gurú Alfonso Romo, no.

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