Peloteo de improvisados

Sin duda la vida se ha reconvertido, ya sea para bien o para mal en cuanto a la atención, oportunidad en el servicio, eficiencia y sensibilidad.

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Sin duda la vida se ha reconvertido, ya sea para bien o para mal en cuanto a la atención, oportunidad en el servicio, eficiencia y sensibilidad. De forma particular me quisiera centrar en las instancias institucionales, dentro de las cuales muchas de tantas, muestran serias deficiencias y franca decadencia en su actitud y atención al cliente, mas allá de las inútiles ventanillas de quejas y buzones que a la larga sirven para dos cosas ¡Para nada y para lo mismo!

 

Es notable como por circunstancias de enfermedad, hay que hacer largas filas para realizar trámite alguno. Después de horas, te enfrentas a la burocracia execrable, desde el tono de voz que utilizan hasta la impaciente y entrecortada orientación para el llenado de formato cual crucigrama se trata.

Siguiendo con el recorrido llegamos finalmente a la serie de recomendaciones , documentos y ventanillas a las cuales hay que acudir para concretar (si bien le va), la solución al problema.

 

Todos supusimos que la pandemia, nos haría más humanos, sensibles, educados y ansiosos por lograr la empatía, pero la realidad nos dice otra cosa; la situación empeoró, máxime que como relatamos en columna previa, en donde el empoderamiento delegado a algunos sujetos, los transforma, hasta el grado de violentar con la palabra al que busca atención.

 

Claro el garrotero con  derecho,  se siente protegido por los otros “que evitan dar la cara”, ante la ineptitud de su capacidad de gestión, que dicho sea de paso  es la principal causa de su presencia en determinado puesto administrativo.

 

Todo lo anterior nos traslada a la mesa fría dividida en dos,  cual espacios no concatenados o unificados, semejante a la administración de muchos niveles. La pelota que con furia es “bateada” de un lado para otro, son los requirentes de atención.

 

El no me corresponde, así se hace, no hay otra manera, no esta el jefe, vaya a la ventanilla de enfrente, tan solo son algunas tristes constantes, mas allá del discurso generalizado de calidez, calidad, servicio y usted es la razón de existir. ¡Patrañas! Semejanzas maravillosas diría Ricardo Palmerín en inmortal letra de la canción “Semejanzas”.

 

Si amigo lector, muchos de los cambios están vertiginosamente yendo en sentido contrario a los valores y principios inculcados por ancestros, llámese abuelos, padres, maestros, compañeros de pasadas décadas. Ya no se “pica piedra”, para alcanzar objetivos, tan solo se ensalza y cumple, abdicando a lo que dicta la razón y la inteligencia. Servil y obediente te vez mas bonito, si quieres mantener tu lugar; la gente se vuelve un número sin sentimiento ni integridad, quienes de un plumazo, la aplanadora del cambio “so pretexto de la pandemia”, la extermina.

 

Nada es eterno y en el camino andamos. Deseamos ese ansiado golpe de timón, donde el ser humano vuelva a quedar en el centro de cualquier interés, y no tan solo sea un instrumento para servirse.

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