“Mi corazón y yo le pedimos a mi Dios que me lleve"

Lo que bebió hace 30 días le causa molestias en el estómago que le provoca que escupa sangre.

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El hombre difícilmente puede caminar; ha dejado de comer. (Harold Alcocer/SIPSE)
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Paloma Wong/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- A sus 57 años de edad, y originario de Tabasco, Hilario Bautista Gerónimo espera su muerte desde hace varios días luego de haber ingerido hace más de un mes diversos líquidos pensando que eran agua natural. Su aspecto es un poco desalentador, mismo que ha sido la preocupación de sus compañeros de trabajo, pues antes era pepenador. 

Según los trabajadores del relleno sanitario de la capital del estado, cada mañana a Hilario lo encuentran debajo de los árboles que están enfrente del lugar, algunos le llevan agua y otros simplemente ven como pasa los días, tiempo que cada vez le deteriora más su estado. 

“Mi corazón y yo le pedimos a mi Dios que me lleve, porque ya no pienso levantarme de aquí. Además el sol me mata, entonces me voy a mi casa hasta que cae el sol”.

El quincuagenario, dijo que hace más de un mes ingirió sin querer líquidos nocivos para su salud, por lo que ahora sólo espera que la muerte se lo lleve.

Relato del hombre:

“Un día estaba buscando entre la basura plástico, fierro y comida, cuando me tope con algunas botellas, yo pensé que era agua la bebí y la revolví con maseca para alimentarme, y  desde ese momento me envenené al parecer con thinner y otras sustancias, pues desde ese día se me empezó a secar el estómago”, comentó. 

Ahora difícilmente puede caminar, pues el cansancio lo vence, además de que la piel está prácticamente pegada a sus huesos, ya que con facilidad se ve la división de las costillas. 

Lo que bebió hace más de 30 días, no le permite probar bocado, además de causarle molestias en el estomago, pues escupe sangre. 

Se niega acudir al médico

Hilario está consiente de su situación, pues sabe que en cualquier momento puede morir, pero se niega a acudir al médico cuando sus compañeros se lo proponen, porque no cuenta con su documentación oficial, es decir no tiene credencial de elector ni acta de nacimiento. 

El anciano pasa un tiempo en la puerta del basurero y otro en un terreno cercano al rancho Los Mangos. 

Como pepenador lleva más de seis años, oficio que le permitido tener unos cuantos pesos para pasar el día, así como obtener alimentos que derivan de los restos de las viviendas que llegan a través de los camiones recolectores de basura.  

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