Manuel Salazar/SIPSE
FELIPE CARRILLO PUERTO, Q. Roo.- Con un total de 52 ejidos que se encuentran distribuidos en diferentes rutas en pleno centro del estado, y con uno de los macizos forestales más extensos de Quintana Roo y el Sureste, este municipio se encuentre hoy en la encrucijada para mantener el equilibrio y conservación de su selva o  continuar con la tala inmoderada de bosques para la extracción de madera como alternativa para la obtención de ingresos de sus habitantes.

Para José Luis Ureña Ramírez, coordinador de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en el centro del estado, es necesario que las dependencias encargadas de vigilar y autorizar los permisos para el aprovechamiento forestal no sólo en este municipio, sino en todo el estado, asuman como política pública la disminución gradual de las cantidades de madera que avalan para ser arrebatada a la selva por los ejidos a efecto de venderla como tablas.

 “Hoy vemos que se extrae lo que llaman palazón, que son árboles en franco desarrollo con diámetro muy pequeño utilizados para la construcción de palapas en las zonas turísticas, ese conjunto de plantas ya no tienen tiempo de regenerarse, se va dejando en pie la madera que no es buena para la explotación forestal y lo que pueden los ejidatarios lo sacan muchas veces sin permiso para obtener ingresos, eso no podemos negarlo”, señala.

Piden sustituir la actividad forestal

Sin embargo, sostiene que aparejado con la intención de cerrar poco a poco las autorizaciones para la explotación forestal deben aplicarse una serie de acciones y políticas encaminadas al fomento de proyectos y programas para sustituir la actividad forestal que sean responsabilidad de los ejidos y en los que se ofrezcan alternativas de ingresos a cambio de evitar que se siga descremando la selva.