Pierde la vida pescador en Bacalar

Se ahogó anteayer en la laguna de San Felipe y ayer apareció su cadáver.

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El cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense para la necropsia de ley. (Juan Carlos Gómez/SIPSE)
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Juan Carlos Gómez/SIPSE
BACALAR, Q. Roo.- La lancha da vueltas de un lado a otro de la laguna, esperan que el cuerpo salga a flote tras el movimiento de la propela contra el agua. Llegaron ayer a las 9:30 horas.
 
En la lancha van tanto los marinos como personal de Protección Civil del municipio de Bacalar, utilizan una red de pesca para literalmente “pescar” el cadáver de Nahum Candelero Mejía, quien un día antes cayó a la laguna de San Felipe, ubicada a un costado del camino entre Bacalar y Reforma.
 
La falta de precaución y unas copas encima causaron la muerte del joven de 22 años, quien viajó desde la comunidad de Francisco J. Mujica junto con su padre Manuel Candelero, con sus familiares Felipe Candelero Vázquez y Mauricio Hernández Algor y con un amigo de la familia, Pedro Pablo Tuz Tamay.
 
Eran las 16:30 horas cuando llegaron al kilometro 11 de la carretera y doblaron a la izquierda en una vereda que da al Rancho “El Clavo”. Una vez en el lugar, Manuel Candelero pidió a Camerino Cano Cámara, quien cuida el lugar y es su amigo desde hace tiempo, que les prestara un cayuco.
 
Como Candelero ya había navegado por las aguas de la laguna en varias ocasiones y conocía el manejo del cayuco, don Camerino aceptó.
 
Pero Candelero no se subió al cayuco, su camioneta salió del lugar rumbo a Bacalar para ir a comprar otras cosas para comer. “Hay te los encargo, ellos se quedan ahí, están algo tomados, cuidámelos”, le pidió a don Camerino.
 
Cuando se pesca en una laguna, se colocan dos maderos clavados en el fondo para poder atar la embarcación y empezar a “tirar el anzuelo”. La falta de experiencia en cuanto a navegación de cayuco y respecto al tipo de madero que tenían que usar, aunado a su estado alcoholizado ocasionó la muerte del joven de ascendencia tabasqueña.
 
“El problema es que el palo que llevaban estaba muy pesado y lo tenían colgado de un lado, entonces se soltó; los cayucos se mueven mucho y como ellos no sabían usarlo bien se movieron y se cayeron”, explicó don Camerino, quien tiene más de 20 de sus 75 años viviendo a las orillas de la laguna.
 
Don Camerino no se preocupó mucho cuando vio el cayuco voltearse, “sé que ese no se hunde”, pero no contaba con el pesado madero que hundió la embarcación.
 
Los cuatro náufragos se dirigieron hacia la orilla de la laguna, “pero en lugar de irse a la orilla más cercana, como a 80 metros de donde ellos estaban, querían cruzar hasta donde iniciaron el viaje, a más de 300 metros”.
 
Al ver como batallaban, don Camerino cogió su cayuco puso su pequeño motor en la parte trasera y fue en su rescate. Recogió a tres primero, los que estaban más cerca.
 
“Los vi muy cansados y tuve que decidir y me los llevé a la orilla, de ahí regresé por Nahum, pero me quedé a diez metros de él, dio su último impulso y se perdió en la oscuridad de las aguas”, señaló.
 
A las 17:30 horas se llamó al 066 para reportar lo sucedido, llegaron policías municipales, elementos ministeriales y judiciales, incluso el Servicio Médico Forense, pues se reportó como un ahogamiento, pero no especificaron que el cuerpo no se había encontrado.
 
Anteanoche varias personas estuvieron buscando el cadáver sin resultado alguno, no fue sino hasta las 9:30 horas de ayer cuando llegó la Marina y con una potente lancha de dos motores empezaron a dar vueltas para remover el fango del fondo. Finalmente a las 12:05 horas el cuerpo salió a flote a 50 metros de donde se hundió el cayuco y fue trasladado a la orilla.

 

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