|
Los efectos digitales adaptan de forma interesante los viejos videojuegos a la vida real. (Redacción/SIPSE)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Por Rafael R. Deustúa

La tarjeta de presentación de “Píxeles” fue un tráiler bastante divertido donde los campeones de videojuegos de los ochenta -ahora venidos a menos- tenían una segunda oportunidad cuando una invasión extraterrestre tomaba la forma de esos juegos que ellos dominaban. Bueno, ya ví la película y ahora entiendo que ése tráiler no era promocional... era una advertencia.

Brenner vivió la gloria en los ochenta, gracias a un talento natural que le permitió llegar a la final del mundial de videojuegos donde perdió frente a Eddie “Lanzallamas”, nunca se superó de eso y treinta años después se dedica a instalar televisores cuando su mejor amigo de la juventud es presidente de EUA. Lo único que podría salvar su autoestima es que su talento como videojugador sea necesario para salvar al mundo.

El libreto de “Píxeles” parece el revoltijo de ideas que un grupo de amigos cuarentones idearon en una borrachera... En éste caso son Tim Herlihy y Timothy Dowling los sospechosos, pero alguna cualidad deben de tener si lograron que alguien pagara 110 millones de dólares por producirlo.

El problema de la cinta de Chris Columbus es que no se sabe a quién va dirigida, a veces parece que a los nostálgicos ochenteros, a veces parece que a los niños... pero a los de los ochenta, no los actuales. En algunas cintas infantiles tenemos una doble lectura, una obvia para los niños y otra algo sutil para el humor de los padres, “Pixeles” no lo consigue, todo es plano.

La dirección de Columbus no deja ninguna sorpresa en la trama. Buena parte del argumento lo cuenta en treinta minutos y lo poco que queda lo estira por más de una hora, dando la sensación de que la película es más larga de lo que es. Su mérito es un buen ritmo para algunas secuencias de humor pero sus esfuerzos por encubrir los enormes agujeros del libreto fracasan.

Actuaciones y efectos especiales

Adam Sandler ofrece su papel de siempre, que maneja con maestría pero es repetitivo, sin embargo tiene buenos duelos de humor con Michelle Monaghan. Kevin James y Josh Gad son inseguros en sus secundarios, pero Peter Dinklage hace brillar a un pequeño rol.

Los efectos digitales adaptan de forma interesante los viejos videojuegos a la vida real, pero no termina de cuadrar pues todo sigue viéndose demasiado artificial; quizá un mejor empleo de efectos de sonido o una banda sonora basada en los videojuegos habrían servido para ambientar mejor.

Entretiene, pero no amerita verla en cine.

Lo más leído

skeleton





skeleton