Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- El Primer Debate Nacional del Uso de la Marihuana reunió a 43 académicos, científicos y expertos en la salud de talla nacional e internacional en los salones Cozumel, Cobá, Costa Maya y Tulum del Centro de Convenciones de Cancún, donde se llevaron a cabo mesas de discusión.

Mesa Salón Cozumel
Moderador: Jaime Alberto González Mendoza, rector de la Universidad Tecnológica de la Rivera Maya
Participantes: Alan J. Budney del Darthmouth Psychiatric Research Center; Deni Álvarez de Icaza psiquiatra en la Procuraduría de Atención a Víctimas de Delitos; Bertha K Madras, de la escuela de Medicina de Harvard; Rafael Camacho Solís, del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones en la Ciudad de México; María Elena Medina Mora  Beirness, del Instituto Nacional de Psiquiatrí; Gabriela Rodríguez Mazo, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav); Alejandro Mohar Betancourt, quien pertenece al Instituto Nacional de Cancerología, y Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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Durante la participación de los especialistas se habló tanto de los efectos nocivos que trae la cannabis para la salud, aún en tratamientos terapéuticos como los beneficios en cuidados paliativos. 

La conferencia magistral de Alejandro Mohar Betancourt, quien pertenece al Instituto Nacional de Cancerología, dijo que es importante que se analice el uso y efectos secundarios en tratamientos terapéuticos, pues en pacientes que requieren estos medicamentos para cuidados paliativos es bueno.

“Ante la próxima convención internacional en la Organización de Naciones Unidas (ONU) este año, en donde se analizará cómo se ha avanzado en el mundo para el mejor control de las drogas, México debe llegar con una propuesta”, dijo.

Comentó que es necesario supervisar los convenios y el acceso de las drogas como la marihuana en tratamientos terapéuticos que miles de personas requieren. 

Académicos como Francisco Bolívar Zapata, quien es investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la mesa que se abrió en el salón, habló sobre los productos transgénicos y la marihuana.

Mientras más joven sea la persona el daño al cerebro por el consumo de marihuana y otras drogas es mayor, comentó María Elena Medina Mora Beirness, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría.  

Mesa Salón Cobá
Moderador: Tirso Juan Ordaz Coral, rector de la Universidad del Caribe
Participantes: Antonio L. Mazzitelli, de la Oficina de Enlace y Partenariado de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en México; Silvia L. Cruz Martín del Camp, Cinvestav; Carmen Fernández Cásares, Centros de Integración Juvenil, A.C. (CIJ);  Luciana Ramos Lira, Instituto Nacional de Psiquiatría; Mauricio Hernández Ávila, Instituto Nacional de Salud Pública; Herminia Pasantes, UNAM; GadyZabicky, Investigador; María Cristina Montejo, Universidad Intercultural Maya de Universidad Intercultural Maya.

En esta mesa, Antonio L. Mazzitelli, de la Oficina de Enlace y Partenariado de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en México, dijo que la marihuana no es un medicamento.

“En la marihuana hay más de 900 sustancias activas, solamente alguna de estas pueden tener un impacto efectivo en algunas enfermedades”. 

Los últimos datos publicados en 2015 sobre las adicciones, refieren que el consumo de la marihuana tiene efectos superiores al alcohol.

En 2012 en Estados Unidos había 20 millones de consumidores habituales de marihuana, de estos, cuatro millones se consideraron adictos a la marihuana.

Para la investigadora del Cinvestav, Silvia Cruz Martín del Campo, es necesario hablar de la marihuana medicinal, pero también de las nuevas sustancias psicoactivas con cannabinoides sintéticos. 

Aclaró que los efectos de la marihuana, tomada o fumada, dependerán del tipo de planta de cannabinoides, que son parecidas al THC, sustancia psicoactiva de la marihuana. 

Los que la consumen presentan síntomas de euforia, relajación, ansiedad y ataques de pánico, alteraciones del tiempo, taquicardias, disminución presión arterial, resequedad en la boca y aumento en apetito.

En el ámbito terapéutico puede disminuir el rango de dolor, pero también el efecto a patógenos.