Claudia Martín/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- Las granjas de cocodrilo de pantano, podrían ser un agronegocio redituable para los campesinos de las comunidades rurales que cuentan con cuerpos de agua naturales, consideró Rolando Coral Hoil, administrador de la granja "Cocodrilia".

De acuerdo a las autoridades de Comercio de Pieles, en 2012, la demanda internacional de piel hacia México era de 130 mil pieles por año, de las cuales Quintana Roo sólo aporta el .005 por ciento, es decir, 6.5 pieles de primera calidad.

“Estamos produciendo unas 400 pieles al año que se envían al centro de México para la elaboración de artículos de piel como son  bolsas, zapatos, carteras, mesas, sillas, con un costo de tres mil a 10 mil pesos de acuerdo a la calidad de la piel en el mercado internacional”, detalló Coral Hoil, respecto a la producción principal de la granja.

Como producto secundario la granja comercializa la carne, las vísceras, los huesos, el aceite y la manufactura de producto.

“La producción de carne al año es de 300 kilos aproximadamente, con un precio de 280 pesos el kilo de carne en canal”, indicó.

Añadió que con las viseras y los huesos de cocodrilo se pueden hacer harinas que sirven de alimento para ganado, cerdos, borregos y aves de corral.

Por su parte, Mayra Barradas, coordinadora del "Taller Cocodrilos de Pantano: Agronegocios orientados a comunidades rurales bajo un esquema de Unidades de Manejo Ambiental y vida Silvestre (UMAS)", declaró que es necesario promover y fomentar las actividades productivas y desarrollo comercial y empresarial del cocodrilo.

Explicó que los cocodrilos de pantano (Crocodylus moreletti) se crían bajo las normas establecidas en la Ley General de Vida Silvestre y su reglamento, procurando ante todo el bienestar del animal, lo que implica estricto cuidado e higiene durante la alimentación, espacio necesario y manejo, proyecto que se presenta  a las comunidades con cuerpos de agua natural como Miguel Hidalgo, San Isidro la Laguna, Chacchoben y Limones para que se puedan iniciar con pequeñas granjas que aporten para cubrir la demanda y tengan beneficio.

Agrego que además de las granjas estas Umas pueden servir como centros recreativos o eco-turísticos, sin alterar el proceso de producción del rancho que también traen beneficios a quienes se interesen en el proyecto.