Oskar Mijangos/SIPSE
CANCÚN, Q.Roo.- El uso de combustibles fósiles puede acabarse en 30 años, y el desarrollo de transportes ecológicos es más que necesario para finalizar con la dependencia del petróleo, y no tener el mismo final que otros países como China, que actualmente importa más de lo que exporta, y Cancún cuenta con el potencial para desarrollarlo con energía solar.

Francis de Winter, en colaboración con Ron Swenson, director del Instituto Internacional de Transporte Sustentable (Inist, por sus siglas en inglés), han desarrollado un proyecto de transporte ecológico. Este acaba con el problema del tráfico, da seguridad a los peatones y utiliza el Sol como combustible, por medio de paneles solares a lo largo de su estructura, como se muestra en su portal de internet, www.inist.org.

Consideran a Cancún como una ciudad ideal para su sistema de cabinas aéreas, éstas se ubican a algunos metros del suelo, sostenidas por una estructura de rieles que las impulsan a 50 kilómetros por hora, evitando el tráfico y mejorando el tiempo de traslado.

Los postes que sostienen dicha estructura son colocados en la delimitación de las calles con las banquetas, y se accede a ellas por medio de estaciones, como las del metrobús en la Ciudad de México. Aunque no cuentan con el costo de inversión requerida, para ello se necesita realizar un estudio en la ciudad, aseguran que lo gastado se recuperaría en un tiempo no máximo a tres años.

También opinan que el proyecto del tren transpeninsular se podría adaptar a un enfoque ecológico, ya que es posible desarrollar un tren impulsado con electricidad producida por medio de paneles solares en la parte superior de la estructura del mismo.

Esto ofrecería un sistema de transporte amigable con el medio ambiente y reduciría el costo de los boletos, al no requerir un gasto mayúsculo en combustible o electricidad producida por compañías como la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en este caso.

Aunque se encuentra en desarrollo, Francis de Winter señala que están trabajando en el proyecto de un tren intercontinental, el cual podría viajar desde Alaska hasta Chile, impulsado tan sólo por la energía solar.