Lara Alfaro/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Crear redes comunitarias para poder dar información certera y herramientas a los padres de niños con trastorno espectro autista y asperger, es un factor determinante para una mejor inserción del pequeño en la sociedad. 

A esta conclusión llegó Enrique Bonfil Urbalejo, estudiante de la facultad de psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, junto a su equipo de trabajo, luego de aplicar esta iniciativa en una institución para el tratamiento de estos infantes en el Distrito Federal.  

Bonfil Urbalejo comentó durante su intervención en el XXIII congreso mexicano de psicología, que se llevó a cabo hace unos días en el Centro de Convenciones, que con esta propuesta sumada a la creación de una red virtual para compartir experiencias, los adultos comprenden cómo ven sus hijos el entorno que los rodea.

“Permitir que los representantes le den seguimiento a los tratamientos y terapias de sus hijos, y saber de primera mano cómo actuar en casa, crea un vínculo más estrecho entre los miembros de la familia y no se deja a un lado al pequeño que tiene el trastorno”, aseguró. 

Lo ideal, agregó, es que los padres acudan por lo menos cada 15 días a las instituciones donde su hijo es atendido, y que en paralelo reciban charlas por parte de psicólogos especialistas con respecto al manejo de esta condición de vida, así se replican las labores en casa.     

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“La realidad es que son pocos los lugares que contemplan este tipo de programa, ya que sólo concentran su trabajo en el niño, sin tomar en cuenta que el problema no es de una persona, sino que el entorno juega un papel fundamental para que ésta desarrolle sus habilidades”, dijo.  

Es preciso destacar, agregó, que estas redes no obedecen a reglas estrictas, se amoldan a la realidad de cada zona y las necesidades de la comunidad.  

Para Yunuen Hernández Robles, psicóloga educativa especialista en diagnóstico diferencial del autismo de la Fundación Jorge Alann,  el hecho de que los padres reciban este tipo de asesorías ayudaría a la dinámica familiar, comprender y tratar de mejor manera a los menores.

“En la asociación tenemos 23 niños, y sólo los padres de dos de ellos asisten a terapias con psicólogos de manera voluntaria, el problema consiste en que la mayoría de los representantes creen que no necesitan de estas atenciones, sin saber que al recibirlas se comprometen más con su hijo y replicarían en sus hogares lo que hacemos los especialista”, aseguró.