Que sea un año mejor

Estamos a unas horas para que finalice el 2017, año en el que la administración estatal ha ido consolidándose de manera paulatina.

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Estamos a unas horas para que finalice el 2017, año en el que la administración estatal ha ido consolidándose de manera paulatina, aunque con los consabidos errores producto de la novatez de muchos funcionarios que comenzaron la aventura política con el gobernador Carlos Joaquín desde aquél 25 de septiembre de 2016. 

Ha pasado más de un año desde aquella no tan lejana toma de posesión de un gobierno que ha tenido que sortear múltiples obstáculos, sobre todo por haber derrotado a las huestes priistas que se habían adueñado literalmente de Quintana Roo, dejándolo al borde de la quiebra financiera. 

Esos grupos no han cejado en su empeño de desprestigiar a quien los mandó al ostracismo político, pero que están tratando de recomponer el camino previo a las elecciones del 2018, en el que están en juego las 11 presidencias municipales, cuatro diputaciones federales, dos senadurías en fórmula y la magnética Presidencia de la República. 

Los comicios del año que está por comenzar serán también una especie de referéndum donde los ciudadanos externarán a través de su voto, la aceptación o negación del gobierno de Carlos Joaquín, quien ha demostrado un gran compromiso de recomponer el tejido social tan dañado por el abuso de poder y la soberbia de quienes mal gobernaron al estado.

Sin embargo, persiste entre la ciudadanía una gran desconfianza sobre el actuar de algunos de sus secretarios por las malas decisiones que han dañado la imagen de su gobierno, al grado de compararlo en ciertos aspectos al que dejó al borde del precipicio a Quintana Roo, lo que es un verdadero despropósito sin duda. 

Este 2018 se presenta como una gran oportunidad para que los integrantes del gabinete estatal demuestren que se tienen bien ganada la confianza del gobernador. El año que termina puede catalogarse como de aprendizaje, pero en el 2018 no podrán cometer los mismos errores, porque de lo contrario tendrán que dejar el cargo que en muchos casos no han sabido desempeñar correctamente. 

En las próximas semanas varios funcionarios dejarán sus encomiendas públicas para irse a la aventura electoral (de hecho dos secretarios ya anunciaron su separación del cargo), por lo que el gabinete tendrá una recomposición digamos natural y que será argumento para que Carlos Joaquín haga los reajustes que considere oportunos para apuntalar a su equipo de trabajo. 

A mitad del 2018, el gobernador sabrá cuál será el panorama político del estado, en especial sobre la composición de la XVI Legislatura del Congreso del Estado, que podría convertirse en la piedra del zapato de su gobierno o en un aliado fiel para concretar sus iniciativas. 

Los quintanarroenses queremos que el año que está por comenzar el gobierno de Carlos Joaquín sea de resultados positivos y en la medida de que ello ocurra, podremos vislumbrar una administración que responda a las necesidades más sentidas de la población, en donde el tema de la seguridad ocupa el primerísimo lugar. 

El segundo año del gobierno actual, deberá hacer a un lado el argumento de que los resultados no llegan a consecuencia del desastre en que encontraron la administración estatal y poner un gran empeño en comenzar a consolidar lo que sin duda se ha logrado en el primer año. 

Si el gobernador entiende que algún colaborador no está haciendo bien su trabajo, convirtiéndose en un obstáculo más que en una solución, no deberá tentarse el corazón para darle las gracias. 

Eso, estamos seguros, se lo agradecerán los quintanarroenses que queremos un gobierno de resultados que nunca se escude en pretextos para no cumplir con su obligación de gobernar para todos y no en beneficio de unos cuantos como ocurría antaño.

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