Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- En Quintana Roo el 63 por ciento de los niños enfermos de leucemia sobrevive gracias a tratamientos, porcentaje siete puntos debajo de la media nacional que es de 70 por ciento, expresó Jesús Galeana De la Rosa, oncólogo pediátrico de la Secretaría Estatal de Salud (Sesa). 

En México, el 36.5 por ciento de los niños y jóvenes con leucemia hospitalizados tiene entre cinco y nueve años. La leucemia es el cáncer más común en niños y adolescentes (uno de cada tres), de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud Federal. 

Actualmente en el estado se atiende a 40 menores diagnosticados, quienes llevan un tratamiento. El 75 por ciento de ellos padece leucemia linfocítica o linfoblástica aguda (un cáncer de crecimiento rápido de un tipo de glóbulos blancos llamados linfocitos. Estas células se encuentran en la médula ósea y otras partes del cuerpo).

Galeana de la Rosa mencionó que las leucemias comunes en niños y adolescentes son: la linfocítica aguda, que ocurre en los primeros años de la infancia entre los dos y cinco; y la leucemia mielógena aguda (un cáncer que comienza dentro de la médula ósea, el tejido blando en el interior de los huesos que ayuda a formar las células sanguíneas) y que se presenta a cualquier edad.

Mencionó que el tratamiento para un menor de seis años diagnosticado con leucemia linfocítica cuesta al menos 100 mil pesos sólo en quimioterapias, pero en un adolescente le cuesta al sector salud en promedio un millón de pesos pues se requerirán más dosis y un tratamiento más largo. 

El galeno dijo que en el estado falta trabajar entre dependencias para que eleven el porcentaje de niños beneficiados para que se llegue a la media; "no sólo es por falta de oncólogos sino por falta de un equipo multidisciplinario, se necesita un banco de sangre más grande, laboratorios que cuenten con todos los reactivos que se requieran para las pruebas y estudios, que el área de nutrición mantenga al infante en su peso ideal”, abundó.

Galeana De la Rosa mencionó que el 99 por ciento de los pacientes que inician un tratamiento oportuno tienen casi las mismas actividades que un niño sano; sin embargo, dijo que para ellos lo más recomendable es estar fuera de aglomeraciones y de juegos bruscos por sus defensas bajas para evitar cualquier contagio. 

Al término del tratamiento las principales preocupaciones de los familiares son los efectos inmediatos y a largo plazo, pues siempre quedan con la zozobra de una posible recurrencia del cáncer.