Tras dos años de “boom” en la obra pública, Quintana Roo registra un franco descenso en la contratación gubernamental, mientras que la obra privada acelera su crecimiento. Solo entre enero y agosto de este año, el valor de la producción se desplomó en un 65 por ciento en el sector público, en tanto que el sector privado aumentó un 72 por ciento.

La explosión en el sector de la construcción quintanarroense comenzó en agosto de 2022, cuando el valor de la producción pasó de 632.4 millones a mil 30.5 millones de pesos, un aumento del 63 por ciento en un solo mes. La mayor variación ocurrió en la contratación pública que de 57.7 millones subió a 437.8 millones de pesos.

Desde entonces, la inversión pública se fue por los cielos. En septiembre de 2023, por ejemplo, alcanzó su máximo con 11 mil 727 millones de pesos. En ese mismo mes, el sector privado apenas alcanzó 906 millones de pesos, un comportamiento similar respecto a meses anteriores.

En diciembre de 2023, el valor de la producción de la construcción, donde el contratista fue el gobierno, comenzó su desaceleración, sin embargo, es en este 2024 cuando la reducción ha sido más marcada.

En enero, por ejemplo, la cifra para el sector público cerró en 7 mil 442 millones de pesos y 771 millones para los contratistas privados.

Ocho meses después, en agosto pasado, la contratación gubernamental fue de solo dos mil 582 millones, una baja del 65 por ciento. En contraste, el sector privado cerró en mil 330 millones, un aumento del 72 por ciento.

Hasta junio pasado, Quintana Roo se mantenía en el primer lugar con la mayor aportación al valor de la construcción en México, con un 11.6 por ciento del total nacional, incluso, por encima de Nuevo León que en ese aportó sólo 9.9 por ciento.

El último reporte del Inegi, correspondiente a agosto, colocó a Quintana Roo en el segundo sitio con apenas 6.8 por ciento de aportación nacional, mientras que Nuevo León reportó 11.1 por ciento.