Quintana Roo, en un cambio que cruje desde las entrañas

El pasado 5 de junio del 2016, el día en que ganó Carlos Joaquín González la gubernatura del estado...

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El pasado 5 de junio del 2016, el día en que ganó Carlos Joaquín González la gubernatura del estado, a pesar de lo que significaba el peso de la maquinaria priista, más bien dicho el peso felixista y borgistas, mismos que eran virreyes, que virreyes ¡reyes! Quintana Roo empezó un camino al cambio de grupos de poder que nadie imaginaba las magnitudes de los sucesos que acontecerían a la postre.

Perdieron la gubernatura, algunos municipios y varias diputaciones locales, logrando sostener alcaldías importantes  como la de Benito Juárez, Isla Mujeres, Puerto Morelos, Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Tulum.

Festejaban el “triunfo” en el Congreso del Estado, porque con él lograrían sostener el paquete de impunidad creado para cogobernar, lograr su impunidad, sostener acuerdos silenciosos y oscuros; la sorpresa se dio la mañana de ese 4 de septiembre del 2016, día histórico cuando el PRI y PVEM no lograron los votos suficientes para encabezar la primera mesa directiva del primer periodo de sesiones e incluso el Panal, con quien habían contenido en alianza, se sumó al PAN y PRD, quienes conjuntamente con los diputados de Morena y el Partido Encuentro Social con 13 votos lograron que el perredista José Esquivel  quedara como presidente de la primera mesa directiva.

Yo me encontraba en ese hecho histórico;  logré colarme en el pleno y recuerdo muy bien a Raymundo King apretando los lápices que sostenía en su mano con un gesto de frustración y coraje; aquellos con los que contaba le había dado la espalda. El cambio de poderes caminaba con pasos sólidos.

Durante la etapa de transición trataron a toda costa de limpiar la secuela de corruptelas hechas desde todas las dependencias estatales. Desfalcos, desvío de multimillonarios de recursos, abusos de autoridad, despojos, juicios amañados, amenazas, torturas, violaciones a los derechos humanos, censura a la prensa, pero el socavón era imposible de tapar del todo.

La frustración por no haber podido mantener constitucionalmente el poder que tenían les ha llevado incluso a copiar técnicas delincuenciales, como la colocación de mantas amenazantes contra aquellos que han evidenciado sus corruptelas.

Los brotes de violencia se han dado -coincidentemente- cada vez que la antigua estructura de poder ha sido sacudida; están dispuestos a todo con tal de mantener lo poco que les queda, y recuperar aquello de lo cual el pueblo de Quintana Roo a través de las urnas les quitó.

Parece ser que conforme se acerca el 2018, la liga se tensa más, incluso se ha perdido el respeto hacia lo que nuestro destino representa, manchándolo con actos delincuenciales nunca antes vistos.

El cambio en algunos municipios ha hecho crujir las entrañas del estado, negándose a toda cosa a aceptar que es tiempo de nuevos cuadros, nuevas ideas, nuevas formas, y nuevos resultados.

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