Quisiera ‘ser abogado para defender a los buenos de los malos’

El menor de 13 años tiene la ilusión de estudiar el nivel de licenciatura.

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Luis estudia en la secundaria ubicada en la comunidad de Agua Azul. (Sergio Orozco/SIPSE)
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Pedro Olive/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Tiene tan sólo 13 años, es el menor de siete hijos, por las mañanas acude a la escuela y en las tardes ayuda a su papá en los trabajos en la milpa; apenas está en segundo año de secundaria, sin embargo, ya piensa en lo que quiere para su futuro, “…ser abogado para defender a los buenos de los malos…”.

Luis Roberto Loría Poot, delgado, de aproximadamente 1.50 metros de estatura, tez morena clara, cabello corto, es uno de los 75 alumnos que estudian en la telesecundaria ubicada en la comunidad de Agua Azul, en Lázaro Cárdenas, donde se concentran los alumnos de 31 zonas rurales aledañas, que recorren hasta media hora de camino para llegar a la escuela.

Pese a que su familia está conformada por 10 integrantes, papá, mamá y ocho hermanos, él tiene la ilusión de estudiar hasta el nivel de licenciatura, teniendo dos opciones, la primera y más fuerte la carrera de derecho, y como segunda alternativa, ciencias naturales.

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“Me gustaría ser abogado para defender a los buenos de los malos, porque hay mucho por hacer; si no se pudiera, entonces me gustaría estudiar ciencias naturales, para conocer más de la naturaleza, y como ayudarla para cuidar el ambiente”, dijo Luis.

Aún cuando no tiene alarma digital, Luis se levanta todos los días a las seis de la mañana gracias a la programación de su reloj biológico, se baña, se cambia, desayuna, y junto a un primo suyo, recorre un tramo de aproximadamente dos kilómetros hasta la carretera, donde pasa una patrulla, que, como servicio social, traslada a los menores hasta los planteles; a él a la secundaria, y a su primo a la primaria.

Una de las características de la comunidad, es que ninguno de los planteles cuenta con barda perimetral, por lo que los menores de la primaria aprovechan la carretera durante la hora del receso, donde se llevan a cabo “retas” de fútbol, entre los alumnos de la escuela, y los vecinos de la zona. 

Las porristas

En el descanso es muy común escuchar una “porra” de los alumnos que alientan a sus compañeros, en su mayoría son mujeres, para que ganen el encuentro que dura no más de 30 minutos, al finalizar el recreo, los gritos “ensordecedores” en la carretera se convierten en silencio. 

Mientras eso sucede en la primaria, Luis continúa en clases en la secundaria aprovechando lo que su maestro le puede aportar para su crecimiento escolar, que le permita llegar hasta su anhelado sueño de estudiar una carrera profesional, aún con las carencias que tiene.

Durante su estancia en el plantel, Luis cuenta únicamente con cinco pesos que sus padres le dan para que pueda comer, este dinero es entregado a la cooperativa, donde a él y sus demás compañeros les proveen de alimentos, cuando sus padres no tienen para darle, desde casa lleva lo que su madre le prepara.

Al salir de la escuela, alrededor de las 13 horas, se dirige a su casa para ayudar a su papá de oficio campesino en las labores del campo, limpiando las milpas, arreando ganado, entre otras actividades, mientras su madre los apoya con trabajos de costura.

Actualmente, Luis vive con cinco hermanos y sus padres, debido a que sus dos hermanos mayores se fueron de su casa para formar sus propias familias.

Dos visitas a Cancún

Lo que despertó la ilusión de ejercer una profesión a futuro ha sido una de sus dos visitas a la ciudad de Cancún hace un par de años; pues presenció situaciones que para su juicio eran injustas, es decir, abusos de autoridad a los ciudadanos.

En su visita a Cancún, además de percibir “la injusticia”; quedó asombrado por el tamaño de los edificios, hoteles, y dimensión de la ciudad, aspectos que lo motivan a querer vivir en este destino, cuando cumpla su mayoría de edad.

“Es grato ver que alguien como él (Luis), tenga aspiraciones así, desafortunadamente la mayoría de los estudiantes de aquí no se ven más allá de la educación básica, y aunque los motivo, la apatía se siente, y muchas veces no es por ellos, si no por los padres”, dijo Santiago Alberto Pat Vázquez, maestro de Luis.

Aún con las “situaciones adversas” a las que Luis se enfrenta día con día, confía en que podrá salir adelante para cumplir su sueño de estudiar una carrera profesional y ayudar a sus padres y hermanos.

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