XVI legislatura: legal sí, pero habrá de legitimarse

El hecho de que el 78 por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral no haya emitido...

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El hecho de que el 78 por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral no haya emitido su voto este domingo en las elecciones intermedias estatales, es un claro indicativo de que las cosas no se están haciendo bien, que hay algo que a la gente no le agrada y que se expresa a través de la abstención.

La pasada jornada comicial quedará como histórica precisamente por su escasa participación, por la apatía de la ciudadanía.

Sin embargo, claro está que el abstencionismo es también parte de la democracia, de las elecciones, pues es una forma de manifestación social, en la que inequívocamente, la sociedad expresa algún malestar.

En primer lugar, habrá que tomar en cuenta que se trató de una elección atípica en la que los candidatos sólo aspiraban a una curul, es decir, éstos no fueron acompañados por otros que pretendan algún otro cargo que despierte mayor atención como las presidencias municipales o la gubernatura.

Cierto también es que entre la población existe cierto desencanto, siempre legítimo, hacia el trabajo realizado por sus autoridades, y hoy, especialmente hoy, ve la forma en que la delincuencia va ganando con una inseguridad y una violencia diaria que ha provocado patologías muy claras como pánico, angustia, depresión…

Pero no sólo eso, la sociedad es testigo de la forma en que el turismo en la entidad se ha ido desprestigiando, sin que las autoridades de los tres niveles de gobierno hayan encontrado la fórmula para hacerle frente a asuntos como el sargazo, como la escasa promoción y la caída en los niveles de ocupación hotelera.

Es decir: La inseguridad y la crisis turística desde luego que influyeron en el ánimo de una sociedad que, a través del abstencionismo, expresó su desacuerdo, su desencanto al haber votado por quienes no han dado respuesta a esta crisis que se registra en el país, en el estado y en el municipio.

El hecho de que cerca del 78 por ciento de la población votante no haya asistido a las urnas provoca que la XVI Legislatura sea legal, sí, ya que así son las reglas del juego; pero ilegítima también, ya que ningún diputado podrá presumir que realmente representa al distrito por el que compitió.

En fin, ese será el escenario, esa la nueva conformación de fuerzas políticas en una entidad que hoy lidia contra dos grandes males: La violencia y la crisis turística.

Dependerá entonces de los diputados el legitimarse a través de su trabajo, ganar la confianza y el apoyo de la gente, quizá no a través de las urnas, pero sí en otro tipo de manifestaciones, siempre y cuando su labor lleve el beneficio social y no el personal ni en el de su fuerza política o grupos políticos. Veremos…

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