Quintana Roo, se convirtió en un estado de emergencia después de la toma de protesta de los once ayuntamientos legalmente constituidos, cual si fuera mercado turco, donde todo se vende y todo se compra o se canjea como producto de catafixia; desde su instalación surgieron diferencias por nombramientos y comisiones, principalmente en Othón P. Blanco por la rebeldía de los regidores inconformes con las designaciones del edil presidente.

Se armó la de Villadiego y se echaron para atrás a quienes don Hernán Pastrana Pastrana había escogido para hacer equipo y le cambiaron la jugada aduciendo que los nombramientos se hacían por consenso de los integrantes del cabildo y resolvieran de manera tal, que la sociedad othonense vio con sorpresa el hecho, por considerarlo insólito.

Nada bueno ha traído tal desafortunada conducta de ambos, regidores y presidente municipal, la basura todavía esta acumulada en calles y camellones, que aún con el apoyo de los cañeros, se ve en montañas pestilentes donde la población tira bolsas de desperdicios que no solo afean la imagen de la capital, sino se convierten en focos de infección con sus malos olores.

Las lluvias, ahh.. las lluvias también colaboran para formar charcos pestilentes cuan ríos portadores de bacterias aunada a las materias fecales de los animales de la fauna cotidiana deambulando sin control sanitario y rebasando a las instituciones encargadas de ponerlos a resguardo y evitar enfermedades infecto-contagiosas.

Otro de los males que tienen larga historia sin resolver por parte del ayuntamiento capitalino es: el tiradero de basura a cielo abierto ya rebasado por el exceso de desperdicios generados por la sociedad en general y que carece de la cultura para la selección de los desechos de manera que la orgánica se mantenga separada de la inorgánica; pero que el destino final sea en la misma forma.

La memoria nos falla, a veces, pues en tiempo pasado empresas interesadas en instalar plantas recicladoras de basura se toparon con intereses poco claros; unos defendiendo a los pepenadores y otros queriendo cobrar X pesos por tonelada de basura entregada a la planta, y allí se trabó el negocio y a pesar de haber instalado geo-membranas para evitar contaminación del manto freático, nadie asegura que no haya filtración.

Más complicaciones con la nueva Ley de Movilidad que no termina de integrarse con nuevas reformas y la ingeniería urbana de tránsito duerme el sueño de los justos; ¿los baches?, bien gracias y aumentando su diámetro hasta que llegue Navidad y sirvan para plantar arbolitos alusivos a la fecha, mientras tanto, se siembran llantas, ramas o palmeras, a ver si crecen y ¡Al tiempo!