Desde tiempos inmemoriales, la educación, la formación profesional, la cultura, la capacitación para el trabajo eficiente y productivo es fundamentalmente la creatividad; la invención tecnológica y científica han sido y serán, los avances en el desarrollo de la humanidad; nuestros ancestros con visión de futuro para su familia, fincaron sus esperanzas en la aplicación de los estudios para alcanzar el mejoramiento de la calidad de vida.

La capacitación del individuo se ha proyectado como premisa en el mundo; sin embargo, pueblos que afrontaron guerras mundiales emergieron de la derrota e iniciaron aceleradamente, su preparación como prioridad para crear, tecnológica y científicamente, gobiernos exitosos. Alemania en la primera y segunda guerra mundial, Japón, Italia, Rusia, Corea del Sur e incluso Vietnam y otros países asiáticos han venido combatiendo la deshonestidad, el crimen organizado y la piratería de manera constante, sin pausa.

Nuestro México que afrontó la dominación española, la intervención extranjera, la explotación, el latrocinio y casi exterminio de nuestras etnias desde la Independencia y posterior revolución, produjo baños de sangre, pero entró a un proceso de modernización con Porfirio Díaz. En el transcurso de décadas y con una enorme riqueza humana y material aún no ha superado los atrasos y no tiene el desarrollo deseable.

Hoy, después de la desafortunada declaración del presidente de los Estados Unidos Mexicanos, en el sentido de que se requiere de honestidad, entre el 90 y 99% y entre el 10 o 1% de capacidad y preparación para avanzar a hacia una 4T, entonces, las universidades y tecnológicos que se supone preparan a los ciudadanos para asumir la responsabilidad de crear desarrollo para una mejor y mayor calidad de vida, no tienen razón de existir.

El dislate o equivocación de una desafortunada opinión que en voz de la máxima autoridad administrativa gubernamental, suena a perogrullada, o en el mejor de los casos, a demagogia o afán de hacer sentir a la población sin estudios y capacitación, que pueden acceder a puestos de alta responsabilidad sin saber, qué van a hacer y cómo nos darán seguridad y para qué, quienes ya terminaron una carrera profesional, una maestría o una especialidad; por ejemplo un médico, puede operar sin estudios pero con un alto riesgo de producir un deceso y ¡Al tiempo!