Sufre el comercio mexicano por nuevas reformas

Los pequeños y microempresarios que cierran se integran al comercio informal.

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En lo que se refiere a la industria de los alimentos, el alza de precios lleva a replantear los menús en restaurantes, para evitar pérdidas. (Adrián Monroy/SIPSE)
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Carlos Calzado/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- Las medidas económicas adoptadas recientemente están mermando el comercio establecido mexicano. César Navarro ejemplifica lo que están padeciendo en el marco de las alzas impositivas y de insumos: un litro de jugo de limón cuesta 200 pesos, mientras un vino chileno vale 55.

El reciente encarecimiento de las cosas representa que una familia que obtiene un pago equivalente al salario mínimo de la zona B, con 63.77 pesos a la que pertenece el estado, debe invertir dos días de trabajo para poder comprar un kilogramo de carne.

César Navarro citó el ejemplo anterior y detalló lo que sucede en la rama de alimentos y bebidas, tan sólo con el costo por kilo del limón es de entre 50 y 60 pesos, y para obtener un litro de jugo del mismo se requieren de 4 kilogramos del cítrico que al precio actual, representa una inversión de 200 pesos.

“Esta carga del 16% a las zonas fronterizas donde se deja de privilegiar es malo debido a que tenemos costos altísimos de transporte porque esta zona no produce mucho, acaso el 2% de lo que consume el estado es lo que se produce; esta carga vino a aumentar el costo de los alimentos que ya de por sí era oneroso; hay que destacar que muchas empresas se dieron de baja temporalmente para ver cuáles serían los resultados en cuanto a esta reforma, y abrir en cuanto se tenga un panorama más claro”, destacó.

En la explicación, detalló que muchos de esos pequeños y microempresarios que cierran se integran al comercio informal; en las condiciones actuales, el 65% de la economía nacional es informal y las reformas fiscales engrosarán este porcentaje.

La situación es grave en todo el país, en lo que se refiere a la industria de los alimentos, el alza de precios urge replantear menús por cuestiones de inflación lo que obliga a monitorear precios para no caer en pérdidas. Para tener una idea, “las clásicas fajitas, el año pasado teníamos un costo de 89 a 90 pesos, ya van por el orden de los 130 pesos; la carne, de un  orden de 65 pesos ha llegado hasta 120 o 130 pesos el kilo y eso estamos hablando de un sólo producto, en él intervienen otros como el queso, más los vegetales que han fluctuado, los vinos que en zona fronteriza ya pagan otro impuesto y tienen otro costo”.

Para César Navarro destacó que es necesario tener una visión de apoyo al inversionista nacional y citó el ejemplo de Chile donde por cada empresa que inicia se les otorgan 45 mil dólares para fortalecerlos, lo mismo que en Canadá, donde se privilegia a quienes abren nuevos negocios.

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