Las profecías mayas y los derechos de la humanidad

Muchos ríos de tinta han corrido en torno a esas interpretaciones que para los investigadores no son más que un período.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Si tu mirada recorre estas líneas querido lector, es porque ya dejamos atrás la “hecatombe” que algunas personas interpretaron en la escritura de los mayas, como el fin del mundo, cuando no se trataba más que del fin de un ciclo, en la cuenta del tiempo en la cual nuestros antepasados eran tan duchos.

Muchos ríos de tinta han corrido en torno a esas interpretaciones que para los investigadores no son más que un período, como los 52 años de la rueda calendárica que utilizaban o aún utilizan los mayas, concluidos los cuales se inicia un nuevo ciclo.

Lo mismo dicen esos estudiosos que  sucedería con el ciclo iniciado el 11 de agosto de 3,114 antes de Cristo y que concluyó el pasado día 21, para iniciar uno más.

Hasta aquí llego con las consideraciones en torno a las “profecías” mayas que ya vimos no fueron tales.

Pero sí es necesario considerar en torno a este suceso que la humanidad tiende a buscar respuestas en el arcano con la esperanza de algo mejor, algo nuevo más allá de nuestro ciclo vital.

Considero que en torno a esas ilusiones, esperanzas, los hombres y mujeres deben de iniciar todos los días de su existencia, una renovación completa, para ser mejores como seres humanos.

Esperemos que el inicio de una nueva era, para todas y todos los que conformamos la sociedad se incline por el lado positivo del ser humano, que utilicemos nuestra inteligencia para encontrar un mundo mejor para nosotros y consecuentemente para los que vienen detrás de nosotros, que podamos legarles un mundo limpio, no sólo en lo que respecta a nuestra ecología, sino en los valores de los que tan escasos estamos en estos tiempos.

Basta con echarle un vistazo a la historia, y no requerimos ir muy lejos, en tiempos en los que ¿imperaba? la ley del más fuerte, o recordar los horrores de la Segunda Guerra Mundial. No, debemos de mirar lo que pasa a nuestro alrededor, con muertes violentas en el campo de batalla de nuestra cotidianeidad, cuando hermanos, literalmente, se levantan contra hermanos, haciendo que cualquier fiera que puebla nuestro planeta sea una blanca paloma ante la brutalidad que mostramos los seres ¿humanos?

No debemos de ser injustos para comparar a los animales sin raciocinio con algunos ejemplares humanos, porque los primeros matan o agreden cuando sienten amenazadas sus vidas o su territorio, o simplemente tienen que matar para alimentarse, pero en esas actitudes sólo contemplamos la supervivencia a la que la naturaleza los obliga.

Qué tristeza sentimos cuando algunos seres humanos usan esa inteligencia para planear sojuzgar, dominar, aniquilar a un rival o a un pueblo, en aras del poder por el poder mismo.

En estos festejos decembrinos y la llegada de un nuevo año, debemos de renovarnos, para ser mejores, para estar en paz con nosotros mismos y que ahora sí, la hecatombe sea para los antivalores que hoy por hoy están haciendo presa de la humanidad, ganando la batalla a esos valores que podemos traducirlos siempre en los Derechos Humanos.

Siendo mejores personas, valiosas para nosotros mismos y para los demás, no habrá signos ominosos en nuestro horizonte, ni fines de era que nos aterren o quiten el sueño, porque sabremos que en cualquier momento estaremos listos para hacerle frente a lo que venga, conocido o desconocido, con el escudo invulnerable de seres que saben comportarse fraternalmente entre ellos.

Ojalá lo logremos.
 

Lo más leído

skeleton





skeleton