Representar a Jesucristo cambió su vida

"Todo lo vives en el Viacrucis, no se actúa, se siente": Ricardo Ruvalcaba Maya

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En cada escena del Viacrucis logra sentir soledad, tristeza al percatarse que los apóstoles lo abandonaron. (Tomas Álvarez/SIPSE)
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Alejandra Galicia/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- A sus 28 años de edad, Ricardo Ruvalcaba Maya ha representado por cuatro años consecutivos a Jesús de Nazareth.

El joven inició su participación evangélica en la Tribu de Judá hace 15 años, fue misionero 10 años y viajó a Roma, España, Guadalajara y Monterrey para predicar la palabra de Dios a diferentes culturas; estudiar humanidades y letras, latín, arte, literatura y oratoria.

A nueve años de finalizar su preparación como sacerdote abandonó el seminario y regresó a Cancún a los 24. Se incorporó nuevamente a la Tribu de Judá en 2010 y regresó para ser el dirigente del grupo e iniciar trabajos evangélicos, entre ellos el Viacrucis viviente.

Aproximadamente cuatro años antes de realizarse por primera vez el Viacrucis en playa Delfines, se representaba en la cárcel municipal de Benito Juárez en el que actuaban reclusos. Las dos primeras ediciones del Viacrucis se llevaron a cabo en la penitenciaría y en los arenales.

La Tribu de Judá, que se caracteriza por evangelizar por medio de obras teatrales, recibió en 2010 la invitación de la Prelatura Cancún-Chetumal para representar el Viacrucis viviente en playa Delfines, y en ese mismo período debido a que el joven que interpretaría el papel no pudo hacerlo, fue escogido para representar a Jesucristo. En ocasiones llegó a sentirse emocionado y alegre cuando algunos compañeros le comentaban que tiene rasgos físicos y el rostro parecido a Jesús de Nazareth.

Ricardo Ruvalcaba explicó que representar a Jesucristo requiere de responsabilidad espiritual para lograr transmitir la fe al público, y que cuando está en los arenales deja de ser Ricardo para encarnar los sentimientos que sintió el hijo de Dios en la cruz.

En cada escena del Viacrucis logra sentir soledad, tristeza al percatarse que los apóstoles lo abandonaron, inclusive durante la actuación llora por los pensamientos que pasan por su mente al cargar la pesada cruz, ser encadenado y azotado por los soldados romanos. Además, cada año siente nerviosismo al ser flagelado.

“Todo lo vives en el Viacrucis, no se actúa, se siente y se vive”, dijo Ruvalcaba

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