Angélica Gutiérrez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Los amantes de lo ajeno se hacen presentes en cualquier lugar, hasta en los panteones, nadie se imagina qué se podrían robar, sin embargo las cruces de metal, las plantas sembradas y los juguetes que llevan para los difuntos son el atractivo para estos rufianes.

Empleados del panteón Los Olivos dicen que anteriormente lo hacían a cualquier hora, porque no había la precaución de revisar a las personas a la entrada y salida del lugar, hasta que la gente se comenzó a quejar de los robos y disturbios causados en las bóvedas. Ellos creen que los ladrones saben el horario de los vigilantes y por eso se les facilita entrar y llevarse lo que encuentren para después venderlo en los tianguis como fierro viejo o plantas de ornato y los juguetes afuera de las escuelas.

También comentaron que hay casos de vandalismo que entran hacer sus desmanes y rompen los nichos de las tumbas por diversión, esto pasa principalmente en las noches, porque a esa hora ya no hay vigilancia, las reuniones para beber son muy frecuentes y ya tomados hacen de todo, hasta romper los floreros.

Chamanes o brujos

Otro de los problemas que enfrenta el campo santo es la entrada de personas que se hacen llamar chamanes o brujos y a veces dejan pedazos de pollo o los utensilios que utiliza para los rituales, cosa que molesta a los dueños del sepulcro y por eso exigen más vigilancia, ya que afectan las construcciones que en algunas tumbas hay.