El robo imperfecto

Una de las quejas más comunes es que una película tenga personajes planos.

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Las historias alternas de Butler y Schreiber tienen el problema de que rompen la credibilidad en la historia. (Contexto/Internet)
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Rafael R. Deustúa

 El mal intento de dar trasfondo a un filme palomero sólo le quitó lo entretenido.

Una de las quejas más comunes es que una película tenga personajes planos, es decir, caricaturas que sólo sirven para el propósito de la narración y que no funcionarían fuera de ella. Por eso es meritorio cuando nos muestran algo más de la historia, para entender los motivos del protagonista o el villano. En “El robo perfecto” tenemos un gran ejemplo de lo que pasa cuando se aplica mal ese principio.

La banda de ex militares asaltabancos de Ray Merrimen es una de las más efectivas y brutales, pero ya tienen detrás de ellos a “Big Nick” O'Brien, un policía que no respeta las leyes con tal de atrapar a su objetivo. Sin embargo, apuestan por un último y elaborado robo antes de desaparecer, pero lo tienen que realizar bajo las mismas narices de la policía.

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Tras años como guionista, Christian Gudecast pasa a dirigir y producir su propia historia, un proyecto que le llevó 14 años y donde se ve saboteado por sí mismo. La esencia de los problemas de “El robo perfecto” está en que las escenas que dan “trasfondo” a los rivales podrían quitarse de la película sin perder nada, y considerando que la película dura 140 minutos lo extraño es que nadie las quitara.

Gudecast quiere imitar a “Fuego contra fuego”, el clásico de los 90, pero Gerard Butler y Pablo  Schreiber están lejos de ser Al Pacino y Robert De Niro. Ya entrados, el director tampoco es Michael Mann, que en aquella película hizo humanos a los personajes al mostrar como su obsesión con el crimen les impedía tener vidas normales.

Las historias alternas de Butler y Schreiber tienen el problema de que rompen la credibilidad en la historia, dan tiempo de pensar en el argumento, con lo que resaltan los problemas de lógica. Por ejemplo, Big Nick obliga a un secuaz de Merrimen a que trabaje para él y lo siguiente que hace es exponerlo frente a su jefe, pero nunca se entiende porqué.

Por otro lado, las escenas de acción y lo que involucre a dos machos alfa tratando de superarse uno al otro está mucho mejor armado. Hay violencia, acción y abuso de armamento de alto poder. Eso sólo valía lo suficiente como para un filme palomero e insustancial pero muy entretenido; si en otras películas se pide una versión extendida, en ésta debería exigirse una corta.

En general entretiene, tiene giros de guión interesantes, pero es perfectamente olvidable.

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