Se tensa la relación Morena-PVEM en Quintana Roo
Conforme pasan los días, la liga que une a Morena y al Partido Verde Ecologista de México en Quintana Roo se estira más y más...
Conforme pasan los días, la liga que une a Morena y al Partido Verde Ecologista de México en Quintana Roo se estira más y más. Los intereses -muy especiales que mantienen ambas fuerzas en el estado, arroja signos inequívocos de lo tensa de esta relación:
Por un lado, el presidente que sigue siendo el dueño de su movimiento, tiene la mira fija en la entidad, a la que no pierde la oportunidad de visitar en cuanto se lo permiten sus funciones, en un hecho que raya en la obsesión y vira al cochino sospechosismo.
Y por otro, el propietario del PVEM, Jorge Emilio González, no ha tenido empacho en expresar sus encantos por la entidad, al haber fincado aquí su residencia y sentado sus reales.
Pareciera –y así lo confirman políticos- que al negociar la alianza, el dueño del PVEM puso una sola condición: “Nosotros apoyamos a Morena en 31 estados del país, menos en uno, en el cual requerimos de su ayuda: Quintana Roo”.
De ahí que el PVEM se adelante con total confianza y empieza –desde hace algunos meses- a barajar nombres de sus cuadros para algunas candidaturas rumbo a las presidencias municipales.
Así es como pretende abanderar a Renán Sánchez Tajonar para Cozumel, a Estefanía Mercado para Solidaridad, a Blanca Merari para Puerto Morelos, y a Diego Castañón para Tulum, así como a Ana Patricia Peralta por Benito Juárez, quien a pesar de ya no ser “verde”, se sabe de sus quereres hacia este partido, y lo mismo con Atenea Gómez Ricalde en Isla Mujeres, con quien mantiene un evidente coqueteo.
¿El centro y el sur del estado? En estas zonas pareciera que el PVEM no tiene especial interés. Su blanco son los municipios más turísticos, en donde se hacen los mejores negocios, en donde la tierra vale más…
Y está dispuesto a apostar “lo que sea necesario”.
Sin embargo, a estos adelantados y a su partido les hace falta ver un detalle mayor: Las candidaturas ya no sólo serán negociadas y palomeadas por el dueño de Morena ni por el propietario del Verde. No, para entonces, forzosamente se tendrá que poner una nueva silla en la mesa, donde se sentará ni más ni menos que para la corcholata destapada, el candidato o candidata a la Presidencia, cuyo visto bueno será definitivo y definitorio.
Así es: AMLO podrá sugerir, Jorge Emilio podrá proponer, Mara Lezama tendrá su opinión, pero donde ponga el dedo el candidato a la presidencia, esos serán los ungidos. No hay más.
Y de ello dependerán los factores de siempre: Cercanía, amistad, lealtad, sugerencias, vistas todas a conveniencia y agrado de quien buscará la Presidencia.
De ahí que los morenistas han patentizado su inconformidad, su desagrado, su enfado con las formas del Verde Ecologista, cierto, pero han sabido mantener la calma, conscientes y pacientes, a la espera del destape para entonces dialogar con el candidato o candidata, con la esperanza que entonces se dé el golpe de timón, el manotazo en la mesa, y se favorezca a los militantes del partido que –aseguran- son mayoría en el estado.
Veremos muy pronto el desenlace de esto que podría darse como una lucha de fuercitas entre dos bandos unidos en lo más alto, pero con rencillas en sus bases…
Ambos se sienten los más fuertes en el estado y ninguno se ve tan dispuesto a ceder.