En días pasados el Secretario de Gobernación Miguel Angel Osorio Chong sostuvo en Cancún una reunión de trabajo con el Gobernador Carlos Joaquín González y autoridades de Seguridad Pública y Ejército y Marina. Ahí manifestó que en Quintana Roo la situación es grave, situación que nada nos extraña por los sexenios que venimos sufriendo y observando el aumento de la delincuencia organizada y la común, que también se organiza para cometer fechorías.

El actual gobierno todavía opera en condiciones dispersas por la complicidad que ¨se dejó hacer y pasar¨ hasta entrar a una etapa de caos en el descaro, premeditación, alevosía y ventaja sobre la conducta de diferentes grupos cuya identificación es multifuncional en el ámbito general del Estado y en particular de la zona norte, Cancún y Playa del Carmen.

Los horrendos homicidios, los secuestros, los robos durante el día, las balaceras en público entre bandas contrarias y enfrentados al ejército, marinos y policías, federales, estatales y municipales; dejan a la población es estado de terror o pánico, puesto que la actividad empresarial y laboral cotidiana se convierte en riesgo latente de perder pertenencias, la salud o la vida.

Cada día nos enteramos de ejecuciones que con saña se cometen en contra de ciudadanos o entre delincuentes que se disputan las plazas como posesiones o posiciones, mientras la autoridad cuenta con armamento y equipamiento que supera de delincuencia.

Las autoridades municipales que están más ocupadas en cómo llevarse más recursos en forma ilícita, poco les interesa la cuota del patrimonio de sus gobernados y suelen soslayar la responsabilidad que adquieren al ser votados para el cargo; es el caso de Remberto Estrada Barba que fue exentado en la reunión de Seguridad Pública con Miguel Angel Osorio Chong y con el Gobernador.

La gravedad en Seguridad Estatal derivó en el nombramiento del Comandante de la 34  Zona Militar para que éste sea la autoridad única para iniciar un proceso de combate a la delincuencia a todos los niveles, de modo que mediante la integración de grupos de inteligencia coordinados se establezcan estrategias suficientes y eficientes.

La labor es francamente complicada, pero hay que comenzar ya. La media nacional de policía para la seguridad pública con elementos profesionalizados, va a tomar un buen de tiempo, pues los exámenes de control y confianza han demostrado su ineficacia y quedaría la posibilidad de crear enseñanza media para arribar a escuelas de formación profesional de policías; aquí cabría enviar contingentes a capacitarse en la Academia de Policía de Miami, la Surete de Francia, la policía del Reino Unido a a Israel, para que los egresados de la capacitación se conviertan en capacitadores.

La inversión en seguridad pública ha crecido, pero no la capacitación, equipamiento y salarios modestos y con capacidad de compra de los trabajadores de la seguridad; falta mucho, muchísimo y las víctimas que se atreven a denunciar, por lo general se mueren sin recibir justicia y ¡AL TIEMPO!