La diferencia entre uno y otro lado es el valor de las casas, de un lado el costo es de 300 mil a tres millones y medio de pesos y algunas con alberca y servicios completos; y del otro el costo es menor a los 300 mil pesos pero mayor a los 250 mil pesos, para una población que gana dos o menos de dos salarios mínimos. 

 

Las ciudades se van consolidando conforme pasa el tiempo y en el caso de Cancún los trazos originales que hiciera el Fondo Nacional de Turismo (Fonatur) fueron rebasados hace más de 20 años, porque la población demandaba casa habitación, dijo el titular de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), Leonardo Garrido Hurtado. 

 

El costo de las casas de interés social es de 250 mil hasta doso tres millones y medio de pesos en y esto se determina conforme a la movilidad humana en las ciudades que forman concentraciones organizadas o no.

 

Los trazos originales de Cancún de acuerdo al proyecto Fonatur llegan hasta la avenida Uxmal que desemboca en la López Portillo por un lado y del otro abarca hasta la Supermanzana 29 que delimita la avenida Palenque, pero la demanda  de vivienda dio origen a planos parciales y ensanchamiento de la ciudad y dentro de esas zonas se construyeron y edifican viviendas de interés social para la población trabajadora. En un principio para derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social y el Instituto de Seguridad y Servicios Social de los Trabajadores del Estado (Issste).

 

Garrido Hurtado aseveró que la misma movilidad humana dio origen a las diferentes zonas habitacionales y comerciales de Cancún, por lo que el grueso de la población se ha concentrado en el lado derecho de la avenida López Portillo de Cancún a Mérida en donde actualmente se construyen casas para y trabajadores de dos o menos de dos salarios mínimos en la zona denominada norponiente.

 

Sin embargo en los fraccionamientos que ahí se encuentran se pueden observar que no todos están terminados y por ende la mayoría no está municipalizada, porque la constructora aun no lo ha entregado al ayuntamiento y otros más están abandonados como Azul Bonampak y Petén Misolha, entre otros, que son objeto de invasiones. Incluso de ese lado hay asentamientos irregulares entre colonias urbanizadas y fraccionamientos. 

 

Todo lo contrario pasa cruzando la López Portillo, en ese lugar hasta hace seis años vendieron casas con un costo de más de un millón de pesos con un área de recreación comunal, parque o una alberca y el 99% de las casas está habitado.

 

Dentro de la zona igualmente hay cuatro regiones como las 95, 96, 99, 510 y 516, los predios fueron vendidos por el gobierno estatal, dichas colonias están en medio de fraccionamientos que cuentan con todos los servicios (recolección de basura, electricidad, agua potable, drenaje, teléfono y televisión de paga cableada). Ahí las colonias irregulares comienzan después del cruce de las avenidas Nichupté y López Portillo y no se mezclan con las colonias y fraccionamientos.

 

En ambos lugares la mayoría de los que las habitan son empleados de la zona de playas pero es de acuerdo al salario que perciben como tienen acceso a una u otra zona, según la puntuación para obtener el crédito.

 

Los primeros fraccionamientos de Cancún ubicados en la Supermanzana 29, así como en la Donceles 28, se encuentran debidamente municipalizados porque fueron de los primeros créditos que otorgó el Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), época en la que daba el crédito con casa asignada elegida por ellos y no al gusto del trabajador. Todo lo contrario pasa ahora que solamente dan el crédito y es el  beneficiario quien decide dónde, cómo y cuándo comprar su casa.

 

La Canadevi cuenta con 25 desarrolladoras afiliadas quienes están comprometidas en brindar calidad a sus clientes y por ello al entregar las llaves de una casa, las acompañan un manual de mantenimiento para que el propietario sepa cada cuándo atender su casa para evitar deterioro. Las mismas han construido el 80% de los fraccionamientos en Quintana Roo.

 

(Edición: Rafael Pérez)