Star Trek, sin límites ni novedades

Lin lleva la cinta en un ritmo frenético desde el primero momento y sabe mantenernos interesados.

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Una muy amena súper producción de verano que quizá sólo desilusione a los más idealistas fans de Star Trek, pero aun ellos se divertirán. (Contexto/Internet)
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Por Rafael R. Deustúa

Si en alguna ocasión tiene una semana sin nada qué hacer, puede preguntar a un aficionado a la serie de Star Trek el porqué de su afición, aunque siete días no bastan para su respuesta. Resumiendo, buena parte del éxito de la serie fue por originales libretos que exploraban temas muy humanos y terrenales por medio de ciencia ficción, justo lo que olvidan en la cinta del 50 aniversario de la serie.

Luego de tres años en una misión de cinco, tanto Kirk como Spock se preguntan si no deberían de cambiar el rumbo de sus vidas; uno tomando un puesto militar de escritorio, el otro ayudando a establecer Nueva Vulcan. Afortunadamente en ése momento se topan con otro extraterrestre megalomaniaco que les recuerda su razón de existir.

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Simon Pegg y Doug Jung firman el libreto de la primera secuela de Star Trek dirigida por Justin Lin, conocido por la franquicia “Rápidos y Furiosos”. Lo primero que se nota es que Scotty, el personaje interpretado por Pegg, toma más relevancia que antes, pero también que en general los diálogos tienden más al humor, pero son apenas justificaciones para saltar de una escena de acción a la otra.

Lin lleva la cinta en un ritmo frenético desde el primero momento y sabe mantenernos interesados a lo largo de su montaña rusa de la forma que mejor sabe: cambiando la escena antes de que captes que la anterior no tenía lógica. El resultado es que vives un filme divertido y emocionante que al final te deja sólo una sensación inolvidable... tal como los juegos mecánicos de los parques de atracciones.

Chris Pine, Zachary Quinto, Karl Urban, Zoe Saldana, Simon Pegg, John Cho y Anton Yelchin llevan sus habituales personajes con la naturalidad de la práctica, eso, junto con la familiaridad de ya conocerlos permite que divierta e interese un guión que les da papeles planos. 

La guerrera de Sofia Boutella es atractiva en su diseño y movimientos, dando una nueva perspectiva al taco de ojo, mientras que Idris Elba está detrás de un montón de prótesis, aunque perfectamente pudo sólo haber prestado su voz a un doble de acción.

Los efectos especiales son espectaculares, con unas secuencias de vértigo que justifican a quien se anime a pagar Imax. El filme está diseñado para lucirlos y ellos responden bien.

Una muy amena súper producción de verano que quizá sólo desilusione a los más idealistas fans de Star Trek, pero aun ellos se divertirán.

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