Rebeldía disfraza la tendencia al suicidio
Es necesario que los padres cuenten con una buena comunicación e interacción con sus hijos.
Rubi Velázquez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- El suicidio en los adolescentes no es una simple ocurrencia o decisión arrebatada, sino el desencadenamiento de situaciones, emociones, actitudes o cambios en su actuar, que aparecen en forma de alertas y que su detección oportuna ayudaría a estas personas a evitar tomar fatales decisiones.
Antes de decidir quitarse la vida, siempre existen focos rojos que advierten que las cosas no están bien, situaciones como: tristeza, agresión, ansiedad y otros aspectos que no deben pasarse por alto creyendo que son propios de la edad, explicó Gerardo Espinosa Suárez, psicólogo y maestro en docencia basada en competencias.
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Para que estos focos rojos sean detectados, es necesario que los padres cuenten con una buena comunicación e interacción con sus hijos, prestándoles la atención y el tiempo adecuados, según la personalidad de cada uno de ellos.
“No existe un manual de pasos a seguir ya que cada caso es diferente, pero como padres, conocerlos, les da la pauta para saber identificar situaciones de riesgo y atender el problema adecuadamente con ayuda de especialistas y, en conjunto, hacer la diferencia entre la vida o la muerte”, agregó.
Por ello es bueno que se realicen actividades que fomenten la integración familiar, convivencia y comunicación, aspectos que debido a las múltiples actividades individuales, se dejan en el olvido.
“Si esto se hiciera, problemas sociales como embarazos en adolescentes, bullying y suicidio no existirían”, dijo. Un estudio realizado en 2013 en las principales entidades federativas con mayor riesgo de que se presenten jóvenes suicidas, especifica que en el Sureste del país se encuentra la mayor incidencia de casos, comentó Ana Verónica Palacios Gámaz, profesora e investigadora de la facultad de ciencias sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas.