Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Carlos y Enrique son dos sexagenarios de origen tabasqueño que llegaron a Cancún hace más de 30 años dispuestos a conquistas al público a través de su música a ritmo de marimba.

La marimba Santa Cecilia, como se les conoce a ellos, lleva poco más de 12 años amenizando a los comensales del Mercado 28. En el lugar, turistas nacionales y extranjeros disfrutan de la buena música escuchando sones, polkas, valses, y rancheras, llevándose para el recuerdo su estancia en aquél lugar.

Para Carlos Manuel Sierra Decelis, criado desde su infancia en Tabasco, el ser instrumentista de marimba es un orgullo, pues es reconocida como símbolo cultural.  Comenta que su llegada a esta tierra fue para ofrecer a sus hijos una mejor calidad de vida. Desde entonces ha visto graduarse a cada uno de ellos y con orgullo habla que la buena fortuna fue el haberse dedicado a lo que más le gusta: la música.

El secreto del oficio 

Carlos trajo a la plática aquellos años de infancia cuando su padre le enseñó el secreto del oficio. “Nada fácil es este instrumento pues se debe tener precisión en el muñequeo de las manos mientras los bolillos o baquetas golpetean a la marimba, además del buen oído musical”, expresó sonriente.

Enrique Piña Aguayo, de 63 años es originario de Tenosique Tabasco, aquel lugar en el que se celebra la danza del Pochó, comenta que a 30 años de radicar en estas tierras caribeñas, le agradece a la vida por llevar toda una carrera musical.

Enrique habla con amor de su oficio, sus ojos pueden reflejar el orgullo que tiene de ser un instrumentista de marimba y con alegría baila y grita al ritmo de cada golpe con los bolillos de hormiguillo a ese conjunto de maderas largas formadas en sucesión que emiten nota a nota una canción. 

Origen 

La marimba tiene sus orígenes en África, Latino América y Europa desde su concepto de agrupar las tablillas y percutirlas hasta el material con que se construye, madera de hormiguillo, árbol localizado en los bosques altos.

Los fabricantes de marimbas están principalmente en el estado de Chiapas. Una marimba pequeña tiene un costo aproximado de 25 mil pesos.

Para obtener el mejor sonido los artesanos chiapanecos que dedican al ensamble del instrumento,  buscarán los árboles más viejos, utilizarán la madera central del tronco y antes de afinarlas dejarán secar esta madera. 

A quien le nace el amor por este oficio, vive con el charleo y muere con los acordes de las canciones más emblemáticas como los sones y canciones típicas del sureste mexicano.