Luego de muchos rumores sobre la posibilidad latente de que no se efectuara el Festival de Cultura del Caribe, este viernes por fin inició esta fiesta que se ha convertido en una gran oportunidad para que Quintana Roo se siga promocionando en el mundo.

El Festival concentra las diversas manifestaciones culturales de una de las áreas geográficas más dinámicas del mundo, el mosaico de expresiones originadas en la mezcla de razas, religiones e idiosincrasias, muchas de ellas paridas con mucho sufrimiento, sobre todo para los afroamericanos e indígenas, fueron inspiración para la música, el baile y la literatura en esta parte del mundo.

Las dificultades para la realización del Festival, radica sobre todo en el saqueo indiscriminado de las finanzas estatales cometido por la anterior administración, que en materia de cultura dio pasos gigantescos pero hacia atrás. Hasta ahora, que se sepa, no hay alguna investigación para saber con exactitud cuál fue el manejo de los recursos destinados a la promoción cultural de Quintana Roo.

En la actual administración ha habido titubeos en el rubro de cultura, sin embargo no debe olvidarse que estamos apenas al inicio de un nuevo gobierno que heredó todo un catálogo de irregularidades en el manejo de los dineros públicos, no importando el área, departamento, secretaría o subsecretaría.

Sin embargo, es fundamental que desde la institución que encabeza Jacqueline Estrada Peña, se redoblen esfuerzos para cambiar la imagen de frivolidad que desde siempre ha tenido la promoción cultural en nuestro estado.

No dudamos de las buenas intenciones de la funcionaria y sin duda, el éxito en la organización del Festival de Cultura del Caribe, podría servirle de impulso para trabajar con más tranquilidad, porque la política cultural de cualquier gobierno no es cualquier cosa y se requiere mucha dedicación.

En ninguna circunstancia puede aceptarse el desvío de recursos públicos, porque ello propicia que no se cumplan las metas sociales del gobierno y en el caso de la cultura, la falta de promoción nos lleva a un escenario penoso que al final nos compete a todos arreglarlo.

Independientemente de las dificultades que se hayan presentado para la organización del Festival, es nuestro deseo que todos lo disfrutemos como los quintanarroenses sabemos hacerlo, pero sin olvidar que el evento cuenta con una parte muy importante reservado a las expresiones culturales.

Los quintanarroenses sabemos disfrutar de la música, el baile, la cultura, somos el único estado de México que tiene playas que dan al Mar Caribe, eso nos hace estar orgullosos respecto al resto del país.

El Festival debe ser motivo de alegría, de regocijo, de reconocimiento de los otros pueblos que forman el mosaico cultural caribeño, seamos buenos anfitriones como siempre, abramos nuestros corazones a nuestros hermanos de la región y por favor, olvidémonos unos días de todo lo que pudo haber evitado la celebración de esta fiesta.

No importa la fecha, sino la intención de realizarlo, el compromiso de no olvidar que el Festival debe ser el principal pretexto para estar contentos con la vida, en espera de que algún día, tengamos la sensibilidad de convivir mejor con los demás para construir un mundo mejor.