Fernanda Duque/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Las seis terminales marítimas de Quintana Roo tendrán un mismo protocolo de seguridad, con la instalación de arcos especiales para la detección de armas y mercancía ilegal, anunció la Administración Portuaria del estado (Apiqroo).

“En Cozumel, por ejemplo ya instalamos dos arcos de seguridad, y tenemos dos máquinas de rayos X operadas por personas capacitadas, todo esto bajo licitación pública y con ello estamos garantizando la seguridad de las terminales”, mencionó Alicia Ricalde Magaña, directora general de Apiqroo.

También te puede interesar: Baja afluencia de pasajeros en terminal marítima

Recalcó que este mismo modelo de seguridad, que se aplicó en el Muelle Fiscal San Miguel, se replicará en Puerto Juárez, Isla Mujeres, Puerto Morelos, Bacalar y Chetumal.

“Va a ser un poco molesto para quienes viajan desde las terminales de la Apiqroo, pero les aseguramos que van a ser pasajeros seguros”, insistió la directora general.

Además de los controles de seguridad, que permitirá la detección de armas y mercancía ilegal (drogas), contarán también con la presencia de elementos de la Secretaría de Marina, Capitanía de Puerto, Policía Federal y la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena).

De acuerdo con las licitaciones públicas API-GAF-SAI-019-2018 y API-GAF-SAI-018-2018, la dotación de medidas de seguridad en el muelle fiscal San Miguel, tuvo un costo de un millón 973 mil 81 pesos, que incluye personal hasta el fin de año.

La empresa "Multiservicios y Asesorías del Caribe, S.A. de C.V.” es la responsable de 12 elementos de seguridad privada, para trabajar de lunes a domingo, hasta el 31 de diciembre del 2018, por una cantidad de un millón 163 mil 433 pesos.

En tanto, el arrendamiento de dos equipos de inspección de rayos x de la empresa “CSI Dynamics, S.A. de C.V.”, costó 809 mil 648 pesos, que al igual que los guardias de seguridad, operará hasta el último día del año.

La directora general de Apiqroo explicó que se resolvió implementar estas medidas luego de la explosión ocurrida en febrero pasado en Playa del Carmen, en un navío de la empresa Barcos Caribe.