Tragedia Olímpica

A unos cuantos días del final de los Juegos Olímpicos, en las redes sociales la medalla de oro, plata y bronce ya tienen dueño. Oro, para la oportunidad que tuvimos de disfrutar la justa bajo otra visión televisiva; plata, para varios atletas mexicanos que iniciaron su historia olímpica, y que esperamos ver en Japón 2020; y bronce, para el público mexicano en internet.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

A unos cuantos días del final de los Juegos Olímpicos, en las redes sociales la medalla de oro, plata y bronce ya tienen dueño. Oro, para la oportunidad que tuvimos de disfrutar la justa bajo otra visión televisiva; plata, para varios atletas mexicanos que iniciaron su historia olímpica, y que esperamos ver en Japón 2020; y bronce, para el público mexicano en internet.

Muy común en la red de redes es creernos expertos en todo, estar prestos para juzgar y determinar quien es bueno o no en el deporte que otros han practicado toda su vida. En estos juegos, los mexicanos en redes sociales hemos hecho gala de nuestra torpeza mental al grado de no merecer la medalla de oro, sólo porque los profesionales no compiten en los olímpicos.

Aún con una cobertura de los juegos mucho más limpia, en redes sociales sacamos el cobre y pareciera que aún estamos buscando los malos chistes de Televisa y TV Azteca, las comparaciones odiosas y sobre todo, a los culpables de los malos resultados de la delegación mexicana, siendo que este asunto en particular, poco o nada tiene que ver con lo que el público crea u opine, pues como todo en la vida, tiene más aristas y versiones que un chisme de Twitter.

Los dos bandos están definidos: unos contra la Comisión Nacional del Deporte (Conade), el Comité Olímpico Mexicano (COM) y las federaciones; y el otro, contra los deportistas. Sobre el primero, las flechas que no atinaron a la diana en tiro con arco, apuntan a Alfredo Castillo, titular de la Conade, quien a su vez, acusa a las comité y federaciones de propiciar la corrupción… olvidando su propio pasado político en el Estado de México y Michoacán; y el COM y compañía, señalan a la comisión por quitarles financiamiento, ignorando los “siglos” de cacicazgos que llevaron al  hundimiento de la marcha, el boxeo y clavados mexicanos.

Sobre los deportistas, en las redes se ha dicho desde que se “achican” a la mera hora (Rommel Pacheco), a que no tienen las cualidades, figura, preparación y oportunidades necesarias para competir (casos como el de Alexa Moreno y Daniel Corral). Para quien esto escribe, este bando es el más detestable por la razón que podemos imaginar: lo conforman atletas de sillón y expertos en deslizamiento de dedo en pantalla “touch”.

Si en todo gran debate nacional salen a relucir los activistas de sofá, en la tragedia olímpica mexicana no podían faltar aquellos que desde la comodidad y la ignorancia, perpetúan el derrotismo en las redes sociales. Errores seguro que hay; cuentas, más de un atleta tendrá que darlas, eso nadie lo niega, pero las comparaciones y opiniones de los usuarios en internet caen en lo ridículo por su “candidez”, por no decir peor palabras. Años lleva, por ejemplo, Daniel Corral haciendo lo suyo en la gimnasia; ha logrado triunfos y mejorado su nivel (¡llegó a olímpicos dos veces!) pero para el usuario de Twitter y Facebook que apenas y se enteró que existe, es un perdedor por no haber logrado medalla. ¿Sus otros y muchos logros? Esos no cuentan porque no fueron “trending topic”, porque no llegaron a la pantalla del teléfono inteligente.

A este paso, para los próximos juegos olímpicos lo mejor será que a los atletas mexicanos les prohíban el uso de las redes sociales, pues apoyo, comprensión y ánimos, es lo último que encontraron en Río 2016.    

Martha Debayle

Por un par de días, la periodista se vio envuelta en el escándalo de las redes sociales por una declaración, válganos la “novedad”, que los usuarios de internet sacaron de contexto. ¿Qué dijo? Según Twitter y Facebook, que no hacía radio ni revistas para gente “jodida”; según la realidad, sí, eso dijo, pero se refería a gente ignorante, no a los pobres o menesterosos.

Internet, donde la defensa de los pobres es una bandera que se enarbola con oportunidad perruna, saltó como fiera sobre Debayle, acusándola de clasista, racista y pendenciera; incluso, los defensores de la “gente humilde”, se fueron contra su origen nicaragüense… y ya nos podemos imaginar el resto.

Con la misma virulencia con que el “pueblo de internet” actuó sin pensar, agarrados de la indignación barata en este caso, así mismo han tratado a los atletas mexicanos en los juegos olímpicos, y ambas situaciones abonan más a favor de quienes consideran a las redes sociales un campo infértil para el trabajo periodístico y de concienciación social. En palabras que entiendan: se dan “block” ellos solitos. 

Lo más leído

skeleton





skeleton