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Roberto Borge está detenido. El ex gobernador está señalado, acusado y mal visto por toda la clase política de Quintana Roo...

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Roberto Borge está detenido. El ex gobernador está señalado, acusado y mal visto por toda la clase política de Quintana Roo, al grado de que hasta sus propios “amigos” y beneficiarios, hoy se hacen a un lado y piden su cabeza.

Las denuncias de “Somos Tus Ojos” y del Gobierno del Estado han rendido el primer fruto para saciar una larga y esperada hambre de justicia tras los excesos de la anterior administración, sin embargo, huelga decir que al menos es un aspecto sí reinará la impunidad: los “bots”.

El gobierno de Borge Angulo fue el primero en Quintana Roo en emplear las redes sociales como parte de su estrategia de comunicación social. De hecho, antes del partido de la Champions en 2011, el ex gobernador era muy accesible en su cuenta de Twitter, respondía –en lo que cabe para un político- los “tweets”, pero tras la polémica por su viaje durante la temporada de incendios, bloqueó a muchos periodistas, e incluso, quien esto escribe y muchos más, fuimos conminados por la Unidad del Vocero a no cuestionar sus acciones sobre el caso. Hasta ahí llegó la apertura.

Ni bien pasado su primer año de gobierno, de repente los “tweeteros” en Quintana Roo conocieron a quienes serían los antagonistas de la libertad de expresión, el grupo de choque del entonces gobernador en redes sociales, el llamado “RBA Team” y su comandante @CesarinMe (cuenta que fue dada de baja). Los “bots” hicieron y deshicieron a todo aquél que cuestionara a Borge Angulo, sin importarles nada.

Atacaron la reputación de muchos compañeros periodistas, promovieron una salvaje campaña de difamación en contra de quienes no se doblegaban desde los primeros “tweets”, como al finado y bien recordado @pp_razzi, a quien no tuvieron empacho en acusarlo de cometer felonías, para lo cual emplearon al ejército de usuarios pagados en las redes sociales para difundir imágenes truqueadas, emplear a funcionarios estatales de medio y bajo nivel, a fin de “darle seriedad” a la sucia campaña.

Toda esta sarta de tropelías digitales es lo que quedará impune dentro del caso contra Roberto Borge. Los “bots” cumplieron su cometido y se fueron tan rápido como se crearon sus cuentas. Los líderes de los ataques, algunos siguen en línea, pero defenestran su pasado en las filas del “RBA Team” haciendo como que la virgen les habla, tratando de ocultar las miserias de su “timeline”. Bajo la ley, ninguno tiene que rendir cuentas, pues no se cometieron delitos punibles. Por el legado de oprobio, mentiras y acusaciones nadie pondrá un pie en la cárcel, y creo que pocos esperarían que algo así ocurriera.

Queda el consuelo de saber que tras cinco años de cobardía digital, ningún gobierno de Quintana Roo caerá de nuevo en las prácticas sucias de los “bots” y usuarios pagados para posicionarse en las redes sociales y atacar a sus críticos. O al menos, eso esperamos.

“Pray for…”

Las redes sociales lograron que el mundo se conecte como nunca antes. Ante esto, las tragedias en uno y otro lado del mundo llegan rápido al “timeline” de los usuarios, provocando así la democratización del dolor: no importa el lugar, razón o atacante, todos son víctimas dignas de un “hashtag” tipo “prayfor…”.

Sin embargo, los usuarios olvidan que, aunque una muerte nunca de todos los nuncas es minimizada, no es sólo el hecho, sino el contexto, el que crea tendencia en las redes sociales, y por ende, el inicio de una nota periodística.

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