Gloria Islas Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO.- El nuncio apostólico en México, Franco Coppola, reconoció que en los últimos 10 años se han investigado a 426 sacerdotes mexicanos por pederastia y otras faltas, de los cuales 217 dimitieron.

Respecto al caso del sacerdote Fernando Martínez, acusado de abuso sexual contra menores de edad, en particular cuando fue director del Instituto Cumbres de los Legionarios de Cristo en Cancún, Quintana Roo; el representante del papa Francisco en México afirmó que está por iniciar el proceso en su contra.

Reconoció sin embargo que es “un caso complicado por el hecho, muy comprensible, de que las víctimas no han querido dirigirse ni al superior del acusado, ni al obispo del lugar donde ocurrieron los hechos, por ser ambos Legionarios de Cristo”.

El clérigo aseguró que se han presentado las denuncias y se ha realizado la investigación previa, que en septiembre se envió a Roma, a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es la única competente para juzgar estos delitos.

Detalló que la investigación ha tratado sobre las responsabilidades de Martínez Suárez y de algunos de los que lo han encubierto durante estos años, y se está a la espera de las determinaciones de la congregación en Roma, que tiene que decidir dónde se celebrará el proceso.

La investigación ha tratado sobre las responsabilidades de Martínez Suárez y de algunos de los que lo han encubierto durante estos años. (Internet)

Desde la primera denuncia, advirtió, han pasado siete meses, “y estamos a punto de iniciar el proceso. No me parece un tiempo demasiado lento, si lo comparamos con las investigaciones y los procesos en el ámbito estatal o federal”.

Para el nuncio apostólico, si el proceso arroja que hubo encubrimiento generalizado, “esto no podrá no cuestionar a los Legionarios de Cristo, que tienen previsto iniciar su capítulo general el 20 del próximo mes de enero”.

El nuncio aseguró que la Iglesia Católica no solapa ni es cómplice, sino víctima, “porque sus hijos e hijas más pequeños son las víctimas. Desde siempre, la Iglesia, ha condenado estas prácticas como abominables y las castiga con la máxima pena: la dimisión definitiva del estado clerical”, sostuvo en entrevista con Notimex.

Incluso, dijo, abrió las puertas para recibir las denuncias, acompañar a las víctimas. Ya que la Nunciatura Apostólica "no es competente ni para conducir una investigación ni para tomar medidas, lo que he tratado de hacer es facilitar el acceso de la víctima a la autoridad competente", a nivel de la diócesis, a nivel de la Santa Sede, en su búsqueda de justicia.