Oskar Mijangos/SIPSE
CANCÚN, Q.Roo.- En Cancún se consume un millón 87 mil kilogramos de carne roja al mes pero el 36% tiene un origen clandestino, el 24% proviene del Rastro Municipal y el resto llega por las grandes cadenas comercializadoras, informó Raúl Genaro Kin Martínez, director jurídico de la Operadora y Administradora de Bienes Municipales (Opabiem).

Cancún consume aproximadamente un millón 87 mil 500 kilos de carne roja al mes, la cual es distribuida por grandes centros comerciales, carnicerías y de forma clandestina.

Personas en busca de mayores ganancias de la venta de carne roja, se dedican a comprar cerdos y bovinos para engordarlos en sus hogares sin las medidas necesarias de salubridad para evitar que sean vehículos de enfermedades, sobre todo al momento de sacrificarlos.

Estos casos son alarmantes, muchas enfermedades se originan en esta práctica, lo que desemboca no sólo en problemas de salud, sino económicos, pues al darse casos de carne contaminada las ventas del producto disminuyen.

Kin Martínez asegura que el Rastro Municipal provee a Cancún de carne 100% de calidad, tiene una calificación de ocho en una escala de 10, ya que hacen falta algunos aditamentos como un bebedero automático.

En marzo de este año, el departamento de Salud y el departamento de Sanidad Animal de Texas otorgaron el Certificado Internacional de Inocuidad y Manejo Seguro de los Alimentos al procesamiento de cárnicos que se realiza en el Rastro Municipal de Benito Juárez.

Rosalba Guisela Martínez tiene una carnicería en la primera entrada de la Región 94 casi esquina con la avenida Francisco I. Madero (Ruta 4) desde hace cuatro años y nunca ha optado por la carne del Rastro Municipal, asegura que los manejos no son los adecuados así como la transportación de los animales, por ello compra su producto en otras empresas certificadas.

A pesar de los reconocimientos, Guisela Martínez no confía en el manejo de la carne pues asegura los vehículos donde transportan a los animales son muy insalubres, por ello tampoco es cliente del comercio informal y lamenta como otros vendedores de carne, taqueros y personas que venden comida preparada, recurren a la compra clandestina.

Aunque no lo justifica, entiende que muchas veces la necesidad los obligua, media res en una cadena establecida puede llegar a costar hasta ocho mil pesos, en el mercado clandestino su precio baja hasta en un 50%.