Banco Chinchorro, trampa para embarcaciones

Desde un ancla aislada, hasta amplias áreas donde se dispersan vestigios de naves y sus cargamentos sumergidos.

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Los procesos de deterioro son acelerados porque tienen buena parte de su cuerpo a la intemperie. (Foto de Contexto/Internet)
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Agencias
CHETUMAL, Q.Roo.- Desde un ancla aislada, hasta amplias áreas donde se dispersan vestigios de naves y sus cargamentos sumergidos en Banco Chinchorro, un falso atolón en costas de Quintana Roo, que ha sido una trampa para las embarcaciones desde hace más de 400 años, es donde el  Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha detectado 69 sitios culturales entre estos el sitio “40 Cañones”, donde yacen testimonios de los siglos XVI al XX, publicó El Universal. 

En un comunicado el INAH se señala que recientemente, del 5 al 17 de junio pasado, se hizo una expedición que además incluyó el análisis de corrosión en el sitio de “Caldera” que corresponde a un vapor de fines del siglo XIX o inicios del XX, así como “Ladrillos”, un pecio de la centuria pasada, del que se conservan la quilla, sobrequilla y unos tablones del forro del casco.

En el llamado sitio “40 Cañones”, localizado al norte de esta barrera arrecifal y quizá el más famoso un equipo de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH hizo en junio pasado el registro, liberación y toma de muestras de algunos naufragios sumergidos, ahí encontraron 36 piezas de artillería, cargamento que al parecer provenía de una fragata que varó en este lugar en la segunda mitad del siglo XVIII, explicó la arqueóloga Laura Carrillo, responsable de este proyecto de investigación.

Carrillo agregó que en este punto también se localizan un ancla, fragmentos de botijas, municiones de mosquete y tubos metálicos concrecionados, dispersos a lo largo de 38 metros y 24 metros de ancho, sobre un eje este-oeste.

A una profundidad máxima de seis metros que les permite bucear hasta dos horas continuas, los expertos buscan y recogen pistas que en algún momento puedan ayudar a conocer más de la arquitectura del buque y precisar su procedencia, probablemente española o inglesa.

"Se localizan un ancla, fragmentos de botijas, municiones de mosquete y tubos metálicos concrecionados"

Los arqueólogos subacuáticos pudieron liberar los restos que quedan de la estructura del casco: de la quilla y sobrequilla, también se hallan tablones longitudinales y otros transversales que corresponderían a las cuadernas que daban soporte al navío. Las dos secciones de madera miden 5 por 2 metros, y 7 por 4 metros.

“Otros restos importantes de la estructura de madera de la embarcación están bajo una capa de lastre bastante gruesa, aproximadamente de 1.5 metros, y sobre ella hay cañones. Se trata de una sección en la que se complican las labores de liberación, porque ya es hábitat de corales y otras especies protegidas”, anotó Laura Carrillo.

El geólogo Óscar Hugo Garduño Monroy ha recolectado muestras del lastre (peso al fondo de la embarcación para darle estabilidad) para su análisis y conocer su procedencia mediante comparaciones con muestras que se hallan en bases de datos de Europa.

La intención es “ir buscando pistas en diferentes lugares a través de los objetos; recientemente ubicamos dos marcas con las letras E y F en los muñones de algunas piezas de artillería”, abundó Carrillo.

Asimismo, historiadores indagan en archivos de México, Guatemala, Cuba e Inglaterra para dar sentido a este rompecabezas. “Aun así es difícil y no podríamos garantizar que vamos a identificar el pecio, desafortunadamente desde el accidente de este navío y hasta nuestros días, han sido extraídos artefactos que nos hubieran servido como referentes”.

En reciente temporada de campo se continuó el monitoreo fotográfico de pecios que volcados como elefantes metálicos asoman del espejo de agua, se trata de seis cargueros y un remolcador que datan del siglo XX, entre ellos Tropic, Casell, Hubba y Emily.

En un par de estos pecios los procesos de deterioro son acelerados porque tienen buena parte de su cuerpo a la intemperie, y dos huracanes, apuntó Laura Carrillo, han azotado esta zona desde 2006.

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