Vive y mantiene a su familia de la basura

Luis ha sabido sacar adelante a sus hijos, recolectando toda clase de materiales reciclables que se encuentra.

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Adrián Barreto/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- Desde las 5 de la mañana, Luis Cahuich Quetzal recorre las calles de Playa del Carmen en busca de material reciclable para vender, actividad que no le deja mucho dinero, pero que combinada con la música sí le da para una vida tranquila.

“No se gana mucho, la verdad, me dan 1.50 pesos por cada kilo de envases de refresco (PET), pero a veces lo dejo y me dedico a las latas, ya que esas las pagan mejor, aunque casi no hay”, dice en una de sus paradas de descanso que hace en una jornada normal.

Camina las calles de Bella Vista, donde vive, el Ejido y a veces se aventura a la colonia Gonzalo Guerrero, donde se ubican las fábricas de reciclaje para vender lo recolectado, como los 65 kilos que logró en los últimos cuatro días que, aproximadamente, le dejarán una ganancia de 95 pesos.

Aunque parece poco para cuatro días de trabajo en los que invirtió alrededor seis horas diarias, es sólo una parte de sus ingresos.

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Luis es una de las muchas personas que venden materiales para reciclar para subsistir. Adultos, niños y hasta a familias enteras se les ve en las calles con triciclos retacados.

El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) atiende algunos de esos casos, especialmente el de niños, mientras que la Dirección de Grupos Vulnerables, de Anabella Calderón García, creó una figura que le llaman promotores infantiles comunitarios, quienes realizan monitoreos en horarios matutinos y nocturnos en diferentes puntos de la ciudad para detectar niños en actividades de venta de cualquier tipo de artículos o que piden dinero en la vía pública.

No siempre se dedicó a esta actividad 

No es el caso de Luis, él antes de dedicarse a esto, trabajó en la construcción, eso fue hace más de 10 años, cuando aún era alcohólico.

“Yo tomaba mucho (…) hasta que me dio una congestión alcohólica y me tuvieron que abrir para lavarme. Me salvé y cuando me recuperé me metí a la religión, y como el doctor me dijo que no tenía que hacer esfuerzos tuve que dedicarme a otras cosas. Así comencé a tocar la guitarra con mi hermano y otro amigo”, recuerda.

Sus hijos no tuvieron la suerte de otros que debieron salir a las calles; el DIF ha detectado 109 casos de menores que laboran en espacios abiertos, relacionados con la venta de dulces, artesanías y alimentos, entre otros artículos, así como recogiendo latas, PET o cartón, incluso, pidiendo dinero.

De acuerdo con información del organismo, esos casos ya han sido canalizados a la Procuraría de la Defensa del Menor y la Familia, donde  se ha abierto expediente a cada uno de ellos.

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