Mi lavavajillas aún no usa Finish

Sospecho que los mexicanos siguen prefiriendo lavar manualmente la loza, lo que me parece una aberración

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Ayer fui de compras a Chedraui Select, un supermercado que visito poco. Usualmente voy a Superama, pero esta vez quise probar con un Chedraui que se encuentra junto a un Costco, para visitar ambos. El Costco estaba cerrado. Chedraui capturó mi atención.

Me detuve a mirar prácticamente todos los pasillos. Observé que un tipo fue a comprar dos llantas. La verdad, nunca se me habría ocurrido adquirir neumáticos en el mismo lugar en donde se compran las verduras; pero ahí estaban. Costaban más de mil cien pesos.

Treinta metros adelante se encuentra el pan. La zona estaba llena; aunque le ganaba la de embutidos, jamones y quesos, que era el único lugar donde la gente hacía fila. A mí me tocó el turno 49, y como no sabía qué comprar, imité al ama de casa que pidió antes: “Deme también pierna de pavo”, dije (supongo que servirá para hacer sándwiches). El joven me atendió diligentemente y luego me despachó 200 gramos de jamón. “Pruébelo”, me dijo, mientras me daba un pedacito.

Pero lo que sí no pude superar es la zona de detergentes. Creo que fue un pasillo y medio. Enooorme el lugar. Yo no sé si los mexicanos somos muy limpios; o muy sucios: había detergentes y limpiadores por aquí, y por allá… En polvo, líquidos y otras presentaciones. Qué se yo cuántas marcas. De ropa; de pisos; de loza…

Lo que más llama mi atención es el escueto espacio que se dedica al detergente para lavavajillas. Casi nada. Solo había una marca: Finish power powder, que prometía mucho. Dice: “Contiene elementos ablandadores de manchas que logran despegar de la vajilla restos de comida quemada o seca como salsas, huevo y grasa. También, su exclusiva fórmula elimina manchas difíciles como las de té, café o lápiz labial, dándote resultados brillantes en cada lavada”. Wow, pensé. Pero no lo compré porque aún me queda un poco de Cascade Complete, que había adquirido hace más de un año.

Sospecho que los mexicanos siguen prefiriendo lavar manualmente la loza, lo que me parece una aberración; toda vez que eligen tallar y tallar en lugar de comprar un electrodoméstico que vale diez mil pesos. Eso sí, que no llegue el Buen Fin, porque todo mundo va por su pantalla de 20 mil pesos. ¿Por qué seremos así de…?

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