El primer cuatrimestre de 2013 registró el número más alto de secuestros denunciados en el país (553) en los últimos siete años, en los últimos 22 cuatrimestres, de acuerdo con el informe presentado ayer por el Observatorio Nacional Ciudadano por la Seguridad.

Desde la crisis mayo-agosto de 2008, cuando el número cuatrimestral de secuestros denunciados pasó de 266 a 395, el total no se ha vuelto a ubicar por debajo de los 300. Y está arriba de los 400 desde el inicio de 2011.

La tendencia al alza había llegado al punto más alto en el periodo septiembre-diciembre del año pasado, 473 casos. Los 553 de enero-abril 2013 significan un aumento de 16.9 por ciento. Algo no se está haciendo. O se está haciendo mal.

Es cierto que son cinco los estados que elevan el índice muy por encima de la media nacional de 1.1 secuestros denunciados por cada 100 mil habitantes: Tamaulipas, 4.21; Morelos, 3.35; Michoacán, 3.03; Durango, 2.99; y Tabasco, 2.53. Lo es también el dato de que tres entidades no registraron un secuestro en el lapso: Aguascalientes, Baja California Sur y Yucatán. Y que al menos en otros cuatro las denuncias fueron mínimas: Guanajuato, Sonora, Tlaxcala y Chiapas.

No es casual, por lo mismo, que el próximo domingo vaya a tener lugar en Cuernavaca una marcha ciudadana en contra de la inseguridad, y de manera muy sensible el secuestro. Fue ahí, en Morelos, 1995 y 1996, donde se registraron las primeras movilizaciones contra esa desgracia.

Casi 20 años desde entonces. Hoy son 4.6 secuestros diarios en México. Secuestros denunciados. Una cifra de horror. Una realidad de horror. Una cifra de horror. Una realidad de horror.