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Fue víctima de un ataque de serenidad. Florestán

El mensaje del rey Juan Carlos de España, ayer por la mañana, su abdicación en favor de su hijo Felipe, termina toda una era que por haber sido tan larga, casi 40 años, ha llevado al olvido de sus luces y solo destacan sus sombras.

Y esto es parte de la condición humana y confirmación de lo efímero que es la historia reciente, si se ubica en todos sus antecedentes y en todos sus tiempos.

Las prendas que se le reconocieron a aquel joven Borbón que el 22 de noviembre de 1975 había sido proclamado Rey de España por la gracia de Franco, muerto dos días antes, eran su operación a favor de una transición pacífica, que se juraba imposible, y la instalación de la democracia, que ni se veía en la agenda de lo posible, a lo que se sumó su rol ante el intento de golpe de Estado, el coronel Tejero en las Cortes y con los diputados como rehenes, entre ellos el presidente del gobierno español, Adolfo Suárez, el 23 de febrero de 1981.

El tiempo, y los escándalos, derrumbaron la imagen de un rey como factor de cohesión, de unidad, de democracia y prestigio.

Las nuevas generaciones solo lo identifican con el escándalo de su yerno Iñaki Urdangarín, imputado por cohecho, lavado de dinero, evasión fiscal y tráfico de influencias, en lo que ha arrastrado a su esposa, la infanta Cristina, pero también al rey y a la casa real, en lo que fue determinante su desafortunado safari a Botsuana a cazar elefantes, donde no solo se rompió la cadera, también la corona.

En el balance de la actual sociedad española lo que queda de Juan Carlos es el escándalo, no su aportación histórica. Y es que el sesenta por ciento de los españoles no había nacido cuando se promulgó en 1978 la constitución española, y menos cuando la transición o cuando el golpe del 23-F, y la memoria no es lo suyo.

Así, en medio de la peor crisis económica de la España democrática y el paro más alto de Europa, 27 por ciento, y con los dos principales partidos en su peor momento, y la corona abollada por el desprestigio, Juan Carlos hizo una última aportación: su renuncia.

retales

1. Madrid. La visita del presidente Peña Nieto a España, a partir del lunes, se mantiene en todos sus términos, ya que Juan Carlos sigue siendo rey de España y estará, acompañado del próximo rey Felipe VI, en los actos protocolarios de la recepción en la Zarzuela, la cena de gala, en el Palacio Real;

2. Encuentro. Durante su viaje a España como presidente electo, en octubre de 2012, Peña Nieto y su esposa tuvieron una cena privada en Madrid, con los aún príncipes de Asturias; y

3. Comitiva. En la comitiva del presidente Peña Nieto a la visita oficial al Vaticano, el sábado, están, claro, el canciller José Antonio Meade y el secretario de Hacienda Luis Videgaray, y también el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño.

Nos vemos mañana, pero en privado.

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