Un acierto celebrar en Mérida el concurso de la canción Armando Manzanero
Estuvimos en la gran final del concurso que se efectuó en Mérida el viernes pasado, y eso nos motivó a escribir estas líneas.
Qué acierto que exista un premio nacional de composición musical con el nombre de Armando Manzanero. Y qué bien que la gran final se efectúe en la tierra que vio nacer a tan notable creador musical y en el teatro que lleva su nombre.
La brillante trayectoria del maestro Manzanero, forjada desde su niñez en la Escuela de Bellas Artes, en donde alcanzó las más altas calificaciones, según las actas de exámenes que hemos tenido a la vista, son un ejemplo para las nuevas generaciones que aspiran a alcanzar un lugar en el panorama musical de México. Estuvimos en la gran final del concurso que se efectuó en Mérida el viernes pasado, y eso nos motivó a escribir estas líneas.
Sólo a base de estudio y perseverancia se puede alcanzar el sitial al que ha llegado el ahora presidente de la Sociedad de Autores y Compositores de México.
Los compositores que irradian luz propia independientemente de los reflectores, se forjan a base de estudio, para poder abordar sus temas con la propiedad que requiere toda obra de arte.
Una buena canción no es una ocurrencia que aflora por casualidad. Es el fruto de un proceso creativo que se inicia en lo más íntimo del compositor, pero que requiere del ropaje musical y literario adecuados para llegar al público.
Y eso lo pudimos ver el viernes pasado, cuando uno de los concursantes cantó “Cuando todo el mundo calla”, y sus frases musicales y literarias fueron transformando el ánimo del público y del jurado atentos al desarrollo de esta obra que fue creciendo en el ánimo de la audiencia y culminó con un atronador aplauso, el mayor de la noche.
Con cerrada ovación el público de Mérida había elegido al ganador antes que la conductora lo anunciara. La canción y su autor lo merecían, ¡enhorabuena!