Después del papelón que hice en el encuentro atlético, me propuse dar con don Yosicorro Bien. Siendo él un hombre ilustre en sociedad, empresario reconocido y deportista ejemplar, fue relativamente sencillo establecer contacto y proponerle un encuentro. Me citó en la cafetería Pop, en la 57. Al terminar de endulzar su café con stevia dejó la cuchara en el plato, se dirigió a mí y empezó a hablar: 

−Mientras en México le seguimos llamando despectivamente “mota”, los gringos están considerando seriamente la apertura de este creciente mercado como una opción muy rentable. Y le digo algo: están progresando a pasos agigantados. Una muestra es el cuarto congreso de negocios, conferencias y expo “Marijuana 2015” que se llevará al cabo en Las Vegas, Nevada, del 11 al 13 de noviembre. Se darán cita 225 expositores y 50 conferencistas con información detallada para un  público conocedor, dispuesto a pagar un servicio de calidad que le evite andar por las calles exponiéndose tras material de dudosa calidad y procedencia, como sucede en este país. Proveedores de productos orgánicos libres de pesticidas y aditivos,  producción hidropónica basada en nutrientes naturales, iluminación, extracción de aceites, laboratorios y programas computacionales, semillas seleccionadas, encuestas de consumo, centros humanistas para atención de adictos, buenas prácticas de manufactura, dispensarios médicos, investigación médica,  servicio legal, financiero, comercio electrónico y digital, etc.

“The marijuana business operations guide” es una guía con 340 páginas para desarrollar un plan de negocio, operación, seguridad, control de inventarios y diseño de manuales para la industria de la cannabis.

Me parece que el gobierno mexicano debería enviar un chino disfrazado al congreso ese y conocer, de primera mano, las tendencias propias de ese sector. Estos pinches gringos siempre se nos adelantan, ¿verdad? Nosotros, que fuimos pioneros, que produjimos la “Golden de Acapulco”, estamos quedando como unos verdaderos pendejos. ¡La verdad, sí me da coraje! 

Nostálgico, don Yosicorro dejó rodar algunas lágrimas hasta su café. Y, le digo algo,  anunció: ¡Ya veremos quién le acaba vendiendo a quién!  Medité un momento en sus palabras y, levantando los hombros, exclamé −¿Y ahora, quién podrá ayudarnos?  

¡Vaya biem!