Aficionados de la patada

El futbol es no sólo un fenómeno social, capaz de mover al mundo en 90 minutos, sino un negocio, una pasión y, por qué no, un poder...

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Hay lugares que al ser analizados como sociedades obligadamente nos llevan a las canchas de futbol, Monterrey es una de ellas. En la capital de Nuevo León, sin duda la cúpula económica, social y cultural del noreste, es imposible no reconocer y admirar el apasionamiento de los regiomontanos.

El deporte convoca a una fiesta cada fin de semana en esa ciudad. Los elementos de su folklor son el carbón, la carne asada y el futbol. Y es que eso es Monterrey cuando juega alguno de sus dos grandes equipos, una fiesta.

Muchos conjuntos quisieran tener aficionados tan leales como lo son ellos, meritoriamente los medios de comunicación los llaman “la mejor afición de México”.

Mucho se podrá decir acerca de que el futbol es un negocio para los medios y patrocinadores, que incrementan sus audiencias y que les va de maravilla con sus ventas.

Su envidado poder de convocatoria por el escaparate que representa ha sido bien capitalizado por algunos políticos, como Silvio Berlusconi, que pasó de ser presidente del AC Milán a presidente del Gobierno de Italia.

Por lo que representa para miles de aficionados, el futbol es un caso de estudio que podría ser analizado desde el punto de vista económico, social, político, cultural; pero este no es más que un somero comentario acerca de este fenómeno que tiene himnos, banderas, colores y uniformes. La sociedad de masas lo construyó y encontró en él integración y representación social.

Detrás de los colores de una camiseta hay una impresionante movilización de personas movidas por sus sentimientos. Convocar a diferentes sectores sociales, miles de personas en los estadios, concentrar la atención de millones a través de la radio, la televisión y el Internet -todo en 90 minutos- es un logro que pocos tienen.

Siempre y cuando no nos enajene, apoyemos al deporte más popular del mundo que nos da satisfacciones y que es uno de los símbolos de la identidad regional en muchos lugares de México. Si es así, entonces que viva el futbol. Por cierto, hoy miércoles es noche de fiesta de rayas azules y blancas.

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