Que las muertes de supuestos toreros en los festivales que se celebran durante las ferias patronales -muertes de las que ya han ocurrido varias recientemente- debe ser un llamado de atención para las autoridades estatales y municipales, ya que, por ahorrarse unos pesos, los organizadores (tabladeros les llaman) contratan a gente inexperta y alquilan reses que ya han sido lidiadas en otros festejos y son de las que se llama resabiosas o matreras. Matadores de toros con muchos años en el oficio, entre ellos el Chamaco Balam, han dicho públicamente que se pone en peligro la vida de jóvenes que son vestidos de luces y arrojados a las astas de los bureles, con tal de no pagarles a quienes pueden hacer frente, por su experiencia, a ese tipo de animales.

Que se le está indigestando el asunto de las mejoras en el Centro Histórico a los encargados de vigilar las obras de infraestructura por parte del gobierno del Estado, pues las empresas que fueron advertidas de diversas anomalías en los trabajos y a las que se les dieron plazos y se los ampliaron varias veces aún no cumplen con reparar los desperfectos, sobre todo en las aceras. Hace dos días, en la calle 62 entre 65 y 67, una mujer que llevaba un recién nacido en brazos estuvo a punto de caer al resbalarse en uno de los accesos para vehículos y sólo gracias a que un transeúnte que iba cerca y que la sujetó a tiempo no ocurrió una desgracia.

Que las autoridades de salud esperan que mediante la apertura de los centros de salud todos los días las 24 horas se descongestione el saturado Hospital O’Horán y sea de verdad de segundo nivel y alta especialidad, como debe ser.