Que a qué obedece el manifiesto desinterés del alcalde Renán Barrera Concha respecto de las anomalías que ocurren en el Consejo de Cronistas de Mérida, sobre todo en lo relacionado con el cumplimiento de su Reglamento que dispone, entre otras cosas, que tengan un presidente, que sean cargos honorarios (dos de ellos han ofrecido cursos pagados  en instalaciones municipales, y han cobrado por conferencias) y que de verdad sean historiadores de la vida de la ciudad en todos sus ámbitos y actividades. ¿Les tendrá miedo?

Que si el retiro de saleros de las mesas de restaurantes es realmente una medida eficaz en el combate a la hipertensión arterial -un mal que afecta a dos de cada tres yucatecos, según las estadísticas-, o sólo un paliativo o una disposición propagandística y sin mayor repercusión, sobre todo porque no tendrá carácter obligatorio ni sanción para quien no la acate.

Que si ya se percataron las autoridades correspondientes de que en la recién reconstruida calle 59 -del Centenario a La Mejorada- hay registros sin recubierta de cemento o con feos parches que demeritan el estampado de la vía y que quizá en un futuro no lejano sean el inicio de baches en la carpeta de concreto.

Que el poder da privilegios, como los que disfrutaron algunas funcionarias de la Comuna, entre ellas Sabrina Romero y Valerie Amador, que ordenaron sacar de sus jaulas a los pequeños leones que nacieron en Animaya para acariciarlos y tomarse fotos con los felinos.