Que el día de la boda del año en Tekik de Regil e inclusive desde la víspera y al día siguiente, los invitados de Emiliano Salinas Occelli y la actriz Ludwika Paleta abarrotaron los vuelos comerciales en el aeropuerto meridano e inclusive generaron una actividad desusada para atender los vuelos privados que trajeron a personajes de la política y los medios artístico y empresarial que se dieron cita en el lujoso escenario instalado para la celebración nupcial.

Que la ya mencionada boda puso a prueba -la cual fue superada con creces- la capacidad de organización de las empresas yucatecas contratadas para ocuparse de diversos aspectos del festejo y la de la policía estatal que estableció un firme pero discreto control en la ex hacienda y los alrededores, de modo que la pareja y sus invitados pudieron pasar una verdadera “noche de ensueño” que no fue perturbada ni por el aguacero sabatino.

Que en medios deportivos se considera muy difícil que la delegación yucateca que salió rumbo a la Olimpiada Juvenil refrende el quinto sitio que hasta ahora ocupa porque en años pasados hubo un desfase y falta de atención y seguimiento  a los atletas que apenas ahora se reanuda con la esperanza de que entre dos o tres años Yucatán vuelva a los primeros planos.

Que en algunas partes de la ciudad, como la calle 47 de Santa Ana, que lleva al Paseo de Montejo, los semáforos casi  nunca están sincronizados y por ello, en el pequeño tramo entre la 58 y el Paseo, suelen formarse filas de vehículos que no logran alcanzar la siguiente luz verde.