Que llama la atención la forma como impunemente personas inconscientes talan árboles en los patios de sus casas sin que les importe el daño que causan al medio ambiente, como es el caso de una residencia en la calle 56, a espaldas de la Av. Pérez Ponce y casi frente a la salida posterior de un supermercado de Montejo, donde entre anteayer y ayer acabaron con la vida de un gran flamboyán que dejó regadas, como sangre, sobre el piso sus  flores de rojo encendido. A escasos metros de donde se cometió el arboricidio personal de la CFE y de una empresa cablera masacraron también hace unas semanas otro flamboyán que apenas se repone de las mutilaciones de que lo hicieron víctima.

Que la historia del iguano rescatado anteayer en el Fracc. Altabrisa -operación a cargo de Bomberos de la SSP de la que se dio cuenta en este espacio- parece que no terminó bien para el reptil, que, según información de la policía, fue liberado por sus rescatadores en terrenos de montes en las afueras de Mérida al considerar que sus heridas no eran muy graves, pero sin que lo valorara un veterinario y no obstante que tenía serias, visibles leiones en la boca y en el brazo derecho. ¿Qué dirá don Luis Saidén al respecto? ¿Y el Dr. Batllori? ¿A quién acudir en casos parecidos si de la policía lo remiten a uno al Ayuntamiento y de ahí a otros lugares porque dicen que esos asuntos no caen bajo su jurisdicción?

Que ayer por fin en varios tramos de Itzimná y sus alrededores, donde ya habían comenzado a aparecer peligrosos baches -igual que en otros rumbos de Mérida- por fin trabajaron las cuadrillas municipales.