Que hasta qué punto es viable y rentable realizar un proyecto encaminado a producir alcohol a partir del henequén, impulsado, entre otras personas, por el ingeniero Abdo Magdub Méndez, investigador retirado del Centro de Investigación Científica de Yucatán y promotor incansable del aprovechamiento integral del agave, cuyas bondades no cesa de señalar ante quien quiera oírlo. El profesional, de larga trayectoria en el trabajo del campo –tanto desde las filas de los funcionarios como de las de los científicos-, considera que “con lo poco que queda” de las plantaciones de henequén se pueden producir un millón de litros de alcohol para uso medicinal.

Que por qué hasta hoy, pasados ya años desde que se inició la huelga en la embotelladora de Sidra Pino y se falló a favor de los trabajadores, todavía éstos siguen padeciendo penurias y recurriendo a la caridad pública para mantenerse, no obstante que el juez dispuso que se vendan bienes de la empresa suficientes para liquidar a los ex empleados. La Sidra Pino, como se sabe, fue una bebida arraigada en la tradición de Yucatán que sobrevivió a la competencia de refresqueras trasnacionales, pero no a la ineficiencia de sus últimos administradores.

Que mañana viernes se celebra el Día Internacional de las Lenguas Indígenas y en Yucatán se preparan distintas celebraciones oficiales, lo cual es digno de encomio, pero a veces se olvida a los mayas de hoy, la mayoría pobres y marginados, y se privilegia el folclor con fines de atracción turística y no de promoción y justicia.