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Que detrás de las movilizaciones magisteriales en Yucatán, que hasta ahora apenas son tímidos esbozos de protesta, hay gente de otros estados y personajes del lado siniestro de la política que tratan de soliviantar a un gremio que no tiene ni de lejos las mismas condiciones de trabajo que en otros lugares, ya que en Yucatán la mayoría de los profesores tienen fácil acceso a sus sitios de trabajo, reciben paga adecuada (algunos, aunque legalmente no se pueda, cobran por dos y hasta tres plazas) y el gobierno les cumple puntualmente con sus pagos y prestaciones. Por ello fue muy bien vista la decisión de las autoridades educativas de realizar reuniones de información y diálogo con los docentes a fin de darles a conocer los alcances de la reforma educativa, sobre todo la tan comentada Ley del Servicio Profesional Docente.

Que siempre en relación con los movimientos magisteriales, se supo que el viernes pasado, en una secundaria del sur de la ciudad –la técnica 59- los padres de familia impidieron que los maestros pararan labores y, con actitud firme y respetuosa, les exigieron que no perjudiquen a sus hijos que son ajenos a sus protestas. Les ofrecieron inclusive su apoyo en las demandas que sean justas, pero sin que se afecte la educación de los niños.

Que sobre el mismo tema, ha llamado la atención la actitud de los propios escolares que no consideran adecuado que sus profesores hagan paros de labores y les piden que hagan sus manifestaciones y protestas fuera del horario de clases para no causarles problemas a los educandos.

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