Que el llamado impuesto a los casinos incluido en el Presupuesto de Egresos del Gobierno del Estado para el 2014 actualmente en los terrenos del Congreso del Estado –alineado con el objetivo de combatir la ludopatía como una adicción, que dio a conocer la Secretaría de Salud al anunciar su Encuesta sobre Adicciones a realizarse a principios de 2014– forman parte de una bien diseñada estrategia oficial cuyo objetivo último es combatir un mal que se ha extendido en los últimos años ampliamente en Yucatán.

Este problema ha cobrado mayor fuerza durante los dos sexenios panistas en los cuales crecieron exponencialmente los centros de apuestas y casinos.

La desmedida afición a los juegos de azar ya es un problema de salud en México y en Yucatán ha causado la ruina de muchas personas y la desintegración de familias.

Que la proliferación de anuncios llamados inflables, tanto de dependencias oficiales como de empresas pivadas, representa un riesgo para quienes pasan cerca de esos artefactos, entre otras cosas, porque muchos están “colgados” de la red de alumbrado público con precarias tomas de electricidad y pueden producir cortocircuitos y porque en esta época de “nortes” se pueden venir abajo y lesionar a quienes tengan la mala suerte de pasar cerca en ese momento.

La autoridad municipal tendría que tomar alguna medida al respecto, lo mismo que contra otros invasores de los bienes públicos que atentan contra la seguridad de los viandantes, como son los negocios que ocupan aceras y áreas peatonales con sus vehículos o puestos. Hay mucho por hacer en este renglón y no parece que haya intención de poner manos a la obra.